La sesión había sido discutida previamente en la habitual reunión de presidentes de bloques. La particularidad de este tipo de encuentros en el Concejo de San Isidro es que los veinticuatro concejales están representados en once bloques y el único que estuvo ausente fue Chamatrópulos, quien no considera positivo acordar previamente lo que se discutirá en el recinto.
En esa reunión los bloques opositores lograron que volvieran a comisión y no fueran tratados sobre tablas, es decir, sin discusión en particular, dos espinosos temas enviados por el Departamento Ejecutivo y sí habilitaron el tratamiento de la reforma al COU, que terminó siendo aprobado por veintitrés concejales.
En esa reunión previa, denominada de Labor Parlamentaria, también habían aceptado discutir un proyecto en repudio a las amenazas recibidas por la presidenta Cristina Fernández de Kirchner en el avión presidencial propuesto por Santiago Cafiero.
Una vez terminado los temas, y casi a punto de ser levantada la sesión, Chamatrópulos pidió la palabra para discutir sobre una situación particular que sufrió su agrupación por una publicidad indebida en la vía pública y que habría sido multada de manera irregular. Al pedir la moción de privilegio y ser rechazada por los restantes ediles, el concejal manifestó ser víctima de la complicidad del resto de sus pares porque él era el único opositor.
Desde el estrado de la Presidencia, Rita Kuzis hizo lo imposible para cerrar el debate, sabedora del desmadre que se venía. “Es que no están acostumbrados a que haya oposición”, disparó Chamatrópulos en diálogo con 24 CON.
Quienes más duros estuvieron fueron, sin embargo, los concejales opositores Ricardo Aragona, de la Coalición Cívica, y Jorge Alvarez, de la UCR. En el recinto, Alvarez le recriminó que “no respeta las reglas de juego”.
“Definí la cancha: o jugamos en el bosque de Palermo, donde cada uno hace el lateral donde quiere, o en una cancha limitada. Y no te tires a la pileta para que te cobren penal porque después queda desacreditado el árbitro y la hinchada nos come a todos”, graficó el concejal radical.
Chamatrópulos, por su parte, confío en su estrategia de diferenciación. “Lo único que pretendía es debatir al cierre de una sesión y me cortaron la palabra. No entienden como es el mecanismo parlamentario”, ironizó.
Sin embargo, para Aragona, a quien el concejal vecinalista acusó de haberlo llamado “payaso”, todo surge “de las ganas que tiene de diferenciarse de todos nosotros. Estamos ante una persona que tiene la verdad revelada y el resto somos unos tontos”, aunque “no suena lógico, porque no somos dos o tres los que pensamos lo mismo, fuimos veintitrés los que nos pusimos de acuerdo en varios temas y el solo uno siempre está en disonancia”.