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A 90 años de la Semana Trágica

En 1919 un reclamo obrero se convertía en una guerra campal por las calles de Buenos Aires. El conflicto finalizó con más de 500 muertos.
Martes, 06 de enero de 2009 a las 13:26

Los adoquines cubrían las calles de Buenos Aires. En los barrios periféricos los dialectos italianos se entremezclaban con el lunfardo y con un sinfín de idiomas y sonidos traídos por las grandes olas de inmigrantes de fines del siglo XIX y principio del siglo pasado. Sin embargo estos habitantes ya no eran vistos con buenos ojos ya que con ellos además de idiomas y culturas llegaron los ideales anarquistas y socialistas.

El liberalismo imperante de aquel entonces estaba siendo vapuleado por los coletazos del final de la primera guerra mundial, el modelo agroexportador comenzaba lentamente a ser remplazado por el modelo industrial aunque a un alto costo para los empresarios que repercutía en las condiciones laborales. Bajos sueldos, horarios interminables, lugares insalubres y persecuciones eran moneda corriente; pero los primeros reclamos y los primeros fuegos, inspirados en la revolución rusa y la mejicana, no tardaron en aparecer.


Los Talleres Metalúrgicos Vasena estaban emplazados en el barrio de San Cristóbal en la intersección de las calles Cochabamba y La Rioja, donde hoy se encuentra la plaza Martín Fierro. El 6 de enero de 1919 los trabajadores de la metalúrgica llamaron a huelga para el día 7 en reclamo de la reducción de la jornada laboral de 11 a 8 horas, mejores condiciones de salubridad, la vigencia del descanso dominical, el aumento de salarios y la reposición de los delegados que habían sido despedidos cuando informaron este reclamo a Pedro Vasena, el dueño de la planta.

 

Ante la huelga, Vasena decidió continuar trabajando con otros obreros conocidos como "rompehuelgas", una especie de matones que además de trabajar se enfrentaron con los huelguistas. La contienda se dio en cercanías a la fábrica cuando un grupo de rompehuelgas se dirigía en varios camiones hacia los depósitos ubicados a unas cuadras de la planta para buscar materias primas, pero se toparon con los manifestantes que les impidieron el paso. Allí comenzó una pelea que, con la intervención de la policía quien disparo con armas largas contra la muchedumbre de manifestantes, finalizó con 4 muertos y más de 40 heridos. Comenzaba la Semana Trágica.
 
 

Ante estos hechos, la Federación Obrera Regional Argentina (FORA), la principal

agrupación de obreros de aquel entonces, de tendencia anarquista, llamó a una huelga general para el día 9 cuando se realizarían los funerales y entierros de los muertos en el cementerio de la Chacarita. Fue en estos funerales donde alrededor de 2500 trabajadores –de los 250mil que acompañaron la caravana con los féretros- se enfrentaron con bomberos y policías armados y miembros de la Liga Patriótica Argentina, un grupo paramilitar de tendencia antisemita integrado por miembros de la "alta sociedad" porteña.

El saldo según publicó el diario La Prensa fue ese día de 8 muertos, aunque el periódico La Vanguardia aseguró que fueron más de 50. Así se desató una semana de enfrentamientos por las calles de una Buenos Aires bajo estado de sitio, con barricadas y piquetes obreros en las esquinas y autos y patrulleros con civiles armados colgando de los estribos.

 

El presidente Hipólito Yrigoyen ante la escalada de violencia autorizó al Coronel del Ejército Luis Dellepiane avanzar con sus tropas -entre las que se encontraba un joven teniente Juan Domingo Perón- sobre la ciudad para "calmar" a los insurgentes, mientras se negociaba con los empresarios e industriales mejoras en las condiciones de trabajo.

Los combates finalizaron el 17 de enero dejando un saldo de alrededor de 500 obreros muertos y más de 2000 detenidos, y con la aceptación de mejoras laborales como aumentos salariales que iban en el rango del 20 al 40%, condiciones de salubridad aceptables y descansos programados.
Este fue el primer paso de un nuevo protagonista social, el sector obrero, que poco a poco iría ganando mayor presencia en el plano político y público de un país en crecimiento, una nación que recién tenia poco más de 100 años.
 
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