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Independiente y Racing, unidos por Darín

La unión de Juan José Campanella, fanático de Racing, y Eduardo Sacheri, de Independiente, terminó siendo un éxito.
Domingo, 27 de septiembre de 2009 a las 14:22
“Los preparativos fueron los de siempre. Mientras él encendía el Stromberg-Carlson con suficiente antelación para darle tiempo a las válvulas, yo le pedí a mamá la ropa apropiada para el evento. Primero se negó a lo del pantaloncito corto, aduciendo que era invierno y que hacía mucho frío. Yo argüí hasta el cansancio que los jugadores juegan con pantalones cortos, y al aire libre. Una salomónica intervención de papá desempantanó por fin el pleito: con pantalón corto, pero sentado cerca de la estufa de kerosene del comedor. Después me puse la camiseta roja con el cuellito blanco, con el once de cuero cosido en la espalda, igualito que Daniel Bertoni. Papá, mientras tanto, iba trayendo la colección de trapos rojos que colgábamos a modo de banderas”. En el cuento “Independiente, mi viejo y yo”, Eduardo Sacheri vuelca su particular amor por el Rojo de Avellaneda. En la narración, incluida en el libro “Esperándolo a Tito”, el escritor narra de manera brillante un ritual que se conserva con los años: padre e hijo, frente al televisor, mirando el partido del club de sus amores.

Sacheri, autor de la “La pregunta de sus ojos”, nunca imaginó vivir este presente. Es que, desde que Juan José Campanella posó los ojos sobre su novela, su vida cambió. “Fue algo largo y laborioso. Con Juan estuvimos más de un año escribiendo y reescribiendo. No fue un trabajo fácil porque se trata de convertir un lenguaje en otro, ni más ni menos. Y en esa adaptación hay cambios imprescindibles. De todas maneras, trabajar con Campanella fue muy provechoso para mí. No sólo por lo que aprendí, sino por la enorme sencillez que le puso a ese trabajo. Discutimos, acordamos, polemizamos, y en ningún
momento sacó el ancho de espadas de tirarme sobre la mesa su prestigio y su trayectoria”, dijo Sacheri. La conclusión final del trabajo fue “El secreto de sus ojos”, una de las mejores películas argentinas de todos los tiempos. Con Ricardo Darín, Soledad Villamil y Guillermo Francella como protagonistas, el film compitió en el festival de San Sebastián (donde no obtuvo laureles) y fue elegida por la Academia Nacional de Cine para competir por Argentina para una candidatura a la mejor película extranjera en los premios Oscar que entrega la Academia de Hollywood.

Campanella no pudo con su genio. Fiel a la Academia, la película incluye escenas referidas a Racing, hecho que le valió una plaqueta de reconocimiento en el mismo Cilindro, minutos antes de un partido del equipo de Caruso Lombardi. El amor por dos camisetas distintas no influyó en una relación forjada por un trabajo prolijo y productivo. La alianza entre dos hinchas antagónicos, clásicos rivales y cuyo amor devoto por los colores opuestos no tiene precio, tuvo como resultado una película brillante y exitosa.
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