Dale un trago: la lista de los principales cócteles argentinos

En el mundo ya hay tragos históricos que jamás fallan. Son clásicos. Pero en Argentina la costumbre de los buenos bebedores también da que hablar, y sus condiciones logran componer una identidad propia, bien criolla.


-Cinzano con soda
Suena básico definir como gran cóctel a un vermouth con un chorro de soda y, opcional, alguna rodaja de cítrico. Pero no lo es. Para empezar, más allá de que Cinzano sea una marca italiana, la Argentina cuenta con el record de consumo per cápita. Esta bebida resume gran parte de nuestra historia; se hace cargo de la tradición inmigratoria italiana, de aquellos que llegaban en el siglo XIX y XX por el puerto de Buenos Aires para dormir en el famoso Hotel de Inmigrantes.

-Coloradito
El trago trendy y femenino de los años '50 en Buenos Aires. El Coloradito conoció, grosso modo, dos versiones distintas. Decimos grosso modo porque, a su vez, las proporciones cambian de lugar a lugar. Por un lado está la original, la que lleva Campari, vermouth seco, piel de limón y, solo a veces, dry gin. Cóctel de aires clásicos, están quienes lo hacen con 80% del bitter y 20 del vermouth. Y están quienes lo hacen al revés. Y muchos eligen el fifty fifty.

-El Pato
Se dice que las mezclas viejas hoy son anticuadas. Pero no es así. Y El Pato lo demuestra. Este cóctel fue creado por Santiago “Pichín” Policastro, el nombre propio más recordado de la historia de la coctelería argentina. Con El Pato, Pichín obtuvo la Gran Medalla de Oro en Berna (Suiza), en 1954. Y hoy, la mezcla que incluye gin, vermouth seco y dulce, Campari, Cointreau y un toque de kirsch, muestra su actualidad en Galante, flamante bar abierto en Londres por la gente de la cadena de restaurantes Gaucho, con Tato Giovannoni como exclusivo asesor.


-Clarito
Casi una copia del Dry Martini, el Clarito es hoy un gran emblema de la coctelería argentina. Hay dos buenos fundamentos. Por un lado, fue el cóctel de la aristocracia nacional que gastaba sus morlacos en el Hipódromo de San Isidro y mostraba chapa de Jockey Club. Noches de La Biela y de Florida Garden.

-AMBA 65
Este trago tiene un alto valor simbólico. Fue creado por Raúl Echenique y su nombre representa a la Asociación Mutual de Barmen y Afines de la República Argentina. Una institución hoy algo vetusta, pero que en su momento fue clave para el desarrollo coctelero nacional. AMBA nació en 1941 y para 1965 logró que la Argentina sea sede del Mundial de Coctelería, que se realizó en la Sociedad Rural. Allí, Echenique, con su AMBA 65, logró el premio mayor.

-Iberia
Hubo muchos grandes bartenders en la edad de oro de la coctelería argentina. Hay que mencionar a Enzo Antonetti (que con su trago Mar del Plata ganó el campeonato mundial de 1964, en Edimburgo), a Manuel Otero Rey con su bar Manolete en Las Heras y Montevideo, a Raúl Suárez y a Rodolfo San.


-Fernet con cola
Es el más popular de la Argentina. Así como en España la rompe el scotch con cola, en Estados Unidos el whiskey con cola y en buena parte del mundo el Cuba Libre (ron con cola), acá el trofeo se lo lleva esta mezcla que nos convierte en el principal consumidor de fernet del mundo. Brebaje pensado especialmente para generaciones jóvenes, logra traspasar todo tipo de distinción social.

-Cynar Julep
Si el Mojito es el cóctel de moda en el mundo, el Cynar Julep es su respuesta nacional. Se hace a base de este bitter de alcaucil, bebida que tiene cada vez más cultores en el país. Lleva menta, Cynar, jugo de pomelo y es formidable. Intenso, tiene el amargo justo para no empalagar, el cítrico para refrescar y la menta para el largo en boca.


-Malamado Manzanero
Gran lady de la coctelería nacional, Inés de los Santos creó cientos de tragos. Pero a la hora de elegir uno, fuimos por el Malamado Manzareno, ya que muestra un fenómeno novedoso. Creado en 2007, fue parte de la primera camada de mezclas que Inés hizo para Familia Zuccardi y su vino fortificado Malamado.


-One for my baby and one more for the road
Este trago de Tato Giovannoni (el barman más famoso del país) es muy simple. Tato juntó agua de lluvia de Cariló y de San Telmo en una proporción 70/30 y con ese “blend” armó hielos para un whisky escocés. Merece estar en la lista por dos causas. Primero, es una muestra exagerada de atención al detalle. En los últimos años, los bartenders volvieron a mirar lo que hace a la profesión, desde el hielo que usan hasta la vajilla, tanto como la decoración y la calidad de bebidas.

-EL DESAFIO: TERMINAR CON LOS CELOS
Cuando uno habla de un Dry Martini, no sabe quién lo inventó. Hay teorías y leyendas. Pero lo importante es el trago. Lo importante es que miles de bares en el mundo lo ofrecen. Lo mismo pasa con una receta moderna como el Cosmopolitan, y en medida local, el Cynar Julep. Pero son excepciones. (Fuente: www.planetajoy.com)

 

11 de septiembre de 2012

 

 

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