El nuevo Robledo Puch fue condenado a perpetua

Con sus crímenes, Juan Pagnotta mantuvo en vilo a Ituzaingó y Castelar, asesinó a cuatro personas e intentó matar a otra.

Por Cecilia Di Lodovico

Pese a cargar con cuatro homicidios a cuestas a los 24 años, Juan Pagnotta entró a la Sala sonriendo. Llevaba un pulóver de color crema y el ojo morado. Ya había dejado atrás el aspecto que tenía en su adolescencia, cuando comenzó a matar. Más corpulento y con rostro de hombre, los cincos años que pasó en la cárcel le dieron un aspecto de reo de película hollywoodense. De aquellos con cara de malos que acosan a los demás internos. Sucede que pese a que el temible “Juancito” pudo ser contenido por las rejas, nunca dejó atrás su espíritu de salvaje asesino. No le bastó con matar a Bogani, Medina y Angiono: en el penal de La Plata el animal volvió a salir y le acertó dos puñaladas a otro recluso (Gabriel Chacoma), una en el estómago y otra, mortal, en el pulmón. Es que Pagnotta tiene sed de sangre y no puede dejar de matar.

Sentado frente a los familiares de sus víctimas, escuchó la sentencia. A su lado, Sebastián Orregui (25) –cómplice en el homicidio de Angiono- prestaba atención con la cabeza gacha, tal vez, con la ilusión de no compartir el mismo destino eterno que su compañero. Los tiros que le pegó a Eduardo en los pies, que su líder terminó por ultimar, le costaron 16 años de prisión por ser “coautor de robo con resultado homicidio y autor de tenencia de arma de guerra en concurso real".

 

Alicia Angiono, hermana de Eduardo, emocionada. 

Cuando el parlante de la pequeña Sala amplificó las primeras palabras del texto condenatorio, el moderno “ángel de la muerte” remojó sus labios, un gesto que evidenció cierto estado de nerviosismo, como si todavía guardara algo de humano. El espasmo fue puro espejismo pues la frase “con la pena de reclusión perpetua” no le provocó ni un tímido cosquilleo. Del otro lado, las pocas personas que pudieron presenciar la condena del hombre que les causó la pena más grande, rompieron la angustia del momento crucial con un suspiro con aire de algarabía, que rápidamente fue silenciado por el presidente del Tribunal. Luego, sobrevino el llanto incontenible y los insultos que el magistrado no pudo evitar.


Terminada la lectura del fallo, Pagnotta volvió a ser esposado y, al retirarse, dedicó una cínica sonrisa a quienes gritaban “que se pudra en la cárcel”. Quizás, la máxima condena del Código Penal, no represente un castigo para quien mata por placer porque, como ya lo demostró, puede volver a hacerlo, incluso, en prisión. No es casualidad que el fiscal del caso, Antonio Ferreras, lo haya asimilado a la figura del tristemente célebre Robledo Puch.

Sin embargo, la pena puso un freno a los crímenes cometidos por este frío asesino, al menos en las calles.Y, los familiares de las víctimas, pueden darse por satisfechos: ganaron la batalla, el lobo fue encerrado.

La sentencia

Pachi Martínez elogió la decisión del Tribunal.

El Tribunal Oral en lo Criminal Nº1 de Morón, compuesto por Luis María Andueza, Mario Daniel Gómez y Julio Báez, condenó a Juan José Pagnotta a la pena de reclusión perpetua por los homicidios del jubilado Eduardo Angiono, el operario Mario Medina y el comerciante Daniel Bogani, entre otros crímenes, bajo la figura de coautor de "homicidio criminis causa, homicidio simple cometido con el uso de arma, homicidio simple en grado de tentativa y robo agravado por el uso de armas”.

 

El fallo fue festejado por familiares y allegados a las víctimas. Claudia Medina, hermana del operario asesinado, manifestó que estaba "muy conforme" con la condena y sostuvo ahora su hermano "va a descansar en paz". Por su parte, la esposa de Bogani, Alicia, declaró: "Estoy muy satisfecha con el fallo. Mi marido y mis hijos ahora van a estar tranquilos y la lucha por mi parte está completa".

 

En tanto, el abogado Claudio "Pachi" Martínez dijo que "este Tribunal tuvo huevos", elogiando la sentencia.

 

La cuarta víctima

Pagnotta apuñaló a Gabriel Chacoma (21), su ex cuñado, el 1º de marzo de este año, durante su estadía en la Unidad 9 de La Plata (luego fue trasladado al penal de Ituzaingó de mediana seguridad -régimen semiabierto). Ambos reclusos, residían en el barrio San Alberto de Ituzaingó.

 

"Ellos no eran amigos como dicen. Mi hermana hoy está casada con otro hombre y no tiene nada que ver con Pagnotta", dijo Natalia, la viuda de Chachoma, a 24CON. De esta manera, la mujer desmintió que el homicida haya matado a su marido para silenciar otros crímenes. "Mi marido estaba cumpliendo una condena por robo. En septiembre, se cumplían cinco de los 16 años que le dieron".

 

Chacoma ingresó al penal a pocos días de que nazca su hija y su mujer dice que desconoce los motivos que llevaron a Pagnotta a asesinar a su esposo. "Creo que lo hizo porque le gusta matar", arriesgó sumándose a los dichos del fiscal Ferreras.

 

Asimismo, Natalia aclaró que "el homicidio no fue presenciado por mi hija como dicen los medios. En realidad, cuando terminó la visita, Pagnotta lo estaba esperando, lo paró, llamó a ocho más, que lo rodearon para que los agentes del Servicio Penitenciario no vean lo que estaba pasando, y le clavó dos puñaladas, una en el estómago y otra que le atravesó el pulmón".

 

Finalmente, la viuda denunció a la esposa de Pagnotta, Claudia Conte: "Después de la visita, Claudia le pegó trompadas a la hermana de Gabriel y le dijo que iba a tener que irlo a buscar a Sanidad, avisándole lo que iba pasar. Ella es cómplice porque sabía lo que planeaba su marido".

 

6 de noviembre de 2009.


 

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