Los amigos de Maximiliano Robak piden justicia 

Allegados al abogado asesinado en Vicente López pidieron justicia en una conmovedora carta.

 

Maximiliano Robak, un joven abogado, fue asesinado en la puerta de la casa de su novia, delante de ella. Un joven, con antecedentes penales y un turbio pasado, le disparó y lo asesinó sin más ánimo que ese. Sus amigos difundieron una carta para recordarlo. Para, además, exigir justicia y que no se vuelva a repetir el caso.

QUE NO HAYA MUERTO EN VANO

El pasado 27 de Julio un asesino le quitó la vida a nuestro amigo Maxi Robak, delante de Romina, su novia. Esa noche, no sólo lo mataron a él, destrozaron también nuestras vidas.

Maxi era un iluminado, sin dudas. Dueño de un humor inigualable, sin dejar nunca de mirar hacia adelante. Un entregado total a los suyos, y siempre dispuesto a ayudar al prójimo. Estaba empezando a sentirse mejor como ciudadano, comenzaba a cumplir su sueño de tener su propio estudio jurídico. Recién recibido, con una gran

familia y su novia, y con muchos amigos. En un país tan hostil para cumplir sueños, “le estaban saliendo bien las cosas”. Hasta que lo asesinaron.

La sociedad ha perdido a un gran ciudadano, a una gran persona.

Es probable que por algunos días se siga escuchando su nombre en los medios, asociado a diversas opiniones sobre la inseguridad, cómo combatirla, el miedo social que yace entre nosotros, el método para acabar con la delincuencia, y los culpables de este presente. Todos los días escuchamos opiniones que nos siguen destruyendo como sociedad. Opiniones que reclaman al gobierno y a la justicia la facultad de quitar la vida a quien mata. El mismo gobierno cuyas instituciones están destruidas. El mismo gobierno en quien nadie confía.

Hasta que el tema trascendental de la semana sea otro, momento en el cual el asesinato de Maxi pasará a ser una discusión vacía sin capacidad de haber producido ningún cambio. Hasta que un nuevo Maxi aparezca, y otras tantas vidas cambien para siempre, y comience nuevamente el círculo.

Sentimos que quienes tienen la autoridad y el poder para producir cambios en nuestra sociedad no se dan por aludidos. Eso sí, de la inseguridad están enterados, ellos y sus familiares tienen custodia de sobra. Se ponen “a nuestra disposición” cuando asesinan a un familiar o amigo. Pónganse a nuestra disposición cada día al ejercer sus obligaciones!! Para eso los elegimos, ése es su trabajo. Nosotros realizamos el nuestro con responsabilidad. Maxi no lo podrá hacer más.


Es sabido que cada día la pobreza y la exclusión social crecen, y la educación decrece. Tenemos miedo, y somos capaces de ceder libertades importantísimas, con la esperanza de ganar algo de tranquilidad. ¿Será funcional esto para alguien? ¿Será funcional que nuestra sociedad no tenga educación, sea pobre y viva con miedo?

También debemos asumir nuestras propias culpas.

En nuestro país, quien transgrede las normas suele ser el modelo a seguir. Alimentamos a diario un espiral de culto a la ilegalidad.

Somos todos argentinos. Pero también somos argentinos pobres, argentinos ricos, argentinos clase media, argentinos del campo, argentinos de la ciudad, argentinos piqueteros, argentinos oficialistas, argentinos opositores. Día a día alimentamos el odio hacia nuestros compatriotas. Nos odiamos entre nosotros, por el motivo que sea.

Sentimos vergüenza de nuestra sociedad, de nosotros mismos. Nos hemos acostumbrado a que esta realidad insalubre que nos rodea sea normal. A que este miedo que nos invade a diario también lo sea. Que mal que estamos….

Nos hemos resignado a vivir si esperanza, a vivir con miedo. A vivir sin saber si nosotros o nuestros familiares podremos a volver a nuestros hogares “sanos y salvos”.

Hoy no sentimos ganas de criar un hijo en este país. Después de vivir junto a los padres de Maxi tanto dolor, no queremos tener la posibilidad de sentir algo parecido. Tristemente, nuestras esperanzas de que sea la sociedad cambie cada día se diluyen más.

Nos queda la esperanza de cambio personal, en eso sí tenemos confianza.

En intentar ser mejores, en vez de intentar estar mejor. ¿Pero cómo hacerlo si nos quitan tantas libertades?

Nos hemos vuelto esclavos de los delincuentes. Nosotros encerrados, presos del pánico y ellos libres.

Es tan difícil ser joven y vivir sin esperanzas de cambio. Debiendo soportar esta nociva resignación, comprobando que a nadie parece importarle. Vivimos en un país que tiene todo para salir adelante, pero sin embargo vemos que retrocedemos un poco más cada día.

Quizás algún día sintamos que alguien trabaja eficientemente para nuestra posteridad y prosperidad.

Quizás algún día podremos sentirnos orgullosos de nuestros gobernantes, legisladores y jueces, quienes cuidan e influyen en nuestro destino.

Quizás algún día volvamos a valorar el esfuerzo del trabajo y la honradez.

Quizás, algún día nos levantemos cada mañana estando seguros de que nuestros seres queridos regresarán a casa vivos.

Maxi y todos sus sueños se han ido de este mundo.

Nosotros nos quedamos con un dolor muy profundo.

Nos quedamos con impotencia, con imposibilidad de dejar de sentirla.

Nos quedamos con una inmensa tristeza porque él no tuvo la oportunidad de quedarse.

No nos quedamos con odio, no deseamos parecernos al asesino de nuestro amigo.

Esperamos que no vuelva a suceder otro hecho similar al de Maxi.

Esperamos que todos los argentinos podamos aprender a valorar la vida; quienes la vivimos, quienes tienen la posibilidad de quitarla, y quienes tienen la posibilidad de cuidarla.

Esperamos que se haga justicia.

Esperamos poder dejar de sentir miedo algún día.

Esperamos que Maxi no haya muerto en vano.

Los amigos de Maxi...
¿Quiere recibir notificaciones?
Suscribite a nuestras notificaciones y recibí las noticias al instante