En exclusiva con 24CON

La promesa argentina del boxeo

Ángel Nicolás Aquino, Nico, tiene apenas 16 años y en el mundo pugilístico lo tildan como un gran campeón. Cambió las peleas en el colegio  para aceptar un nuevo estilo de vida, el ring.

Por Germán Campisi

"Antes peleaba por gusto, era casi todos los días. En el colegio y en el barrio era un buscaroña…ahora hace como seis meses que no me peleo", acepta el cambio. Nico, el nene mimado en el gimnasio de Charly Rodríguez en la zona norte del Conurbano, en el repaso de su corta vida deja de lado su inolvidable velada en el mítico Luna Park, por ejemplo. Pasados cinco años de aquel 'Daniel el Terrible', y lejos de lo que muchos piensan, el boxeo lo calmó.

Seguro de sus palabras, Nicolás Aquino recibió a 24CON en la confitería del club Defensores de Olivos y, en la previa del evento "La pelea del año" -en el que Isenbeck reunió a Luciano Castro, Rodrigo de La Serna y Charly Rodríguez, entre otros-, se le animó a lo que será una constante en su vida en poco tiempo más: los micrófonos. Signado como una gran promesa del boxeo argentino, hace cuatro años que entrena seis de los siete días de la semana y no pensó, ni piensa, escatimar el sacrificio en su carrera. Llegar a la cima es la ilusión que alimenta su vida.

Herencia familiar. El sacrificio y el box. Miguel Ángel, papá, pugilista y actual coach, debió bajarse del ring tras cuatro años por algo tan usual como la falta de sponsoreo. En el presente, desde el rincón, ayuda a su hijo a superarse día a día, aunque lo haga enojar: "Es muy sensible, le decís algo y se ofende", comentó Miguel; a lo que Nico retrucó: "Es verdad, es lo peor que tengo, pero después, con el tiempo, termino aceptando el consejo porque entiendo que es para mejorar".

Con esa idea fija, Nicolás traza sus metas. "De a poquito, despacio", así plantea sus objetivos. El de este 2009 que recién comienza es integrar el equipo nacional, algo que sabrá sobre finales de febrero, cuando vuelva a cruzarse con el único boxeador que logró ganarle en su breve carrera. "Es él o yo, el que gane entra, imaginate…", grafica sus ganas de cara a la próxima pelea el pibe de mandíbula dura y golpes puños de acero.


Sin quitarle espacio a la escuela. En su mente, como sobre el ring, tiene las cosas claras: "De lunes a viernes al colegio, merienda y al gimnasio, y los sábados al gimnasio". Es la rutina que comparte los días con su novia, su otro amor.

 

 

07 de febrero de 2009.

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