Una nueva y peligrosa modalidad delictiva alarma a comerciantes y vecinos del barrio porteño de Monserrat: delincuentes entran directamente a los restaurantes a robar, incluso con el local lleno de clientes.
Ya no se trata de arrebatos al paso o hurtos al descuido en la vía pública; los delincuentes ahora se animan a ingresar a los establecimientos gastronómicos mientras están en funcionamiento, tomar un celular en cuestión de segundos y escapar en una moto que los espera a pocos metros.
En el último hecho, un ladrón descendió de una moto, caminó tranquilamente por la vereda y entró al restaurante. En segundos, cruzó la doble puerta del local, se dirigió directamente hacia la encargada y le arrebató el celular de las manos. Luego, escapó corriendo hasta la moto que lo aguardaba con el motor en marcha.
“Tenemos doble puerta, pero ingresó igual, le manoteó el celular a la encargada, salió corriendo y escaparon en el rodado”, contó indignado el dueño del restaurante. “Está jodido el tema de la inseguridad, sobre todo de noche”, agregó.
En la zona, los comerciantes denuncian una seguidilla de hechos similares. La mecánica se repite: dos delincuentes en moto, uno desciende, roba, y el otro espera para fugar rápidamente. El blanco preferido: celulares de mozos, encargados o clientes distraídos.
Los investigadores están analizando imágenes de cámaras de seguridad de la cuadra para tratar de identificar a los sospechosos.