Qué une al tornado del año pasado con la inundación

Hoy se cumple un año del feroz vendaval. La coincidencia en fechas no es azarosa. "Se registró un aumento en las frecuencias de los eventos extremos", explicó un meteorólogo a 24CON.

 

A un año del tornado que asoló el Conurbano y dejó una veintena de muertos, el clima volvió a golpear el Gran Buenos Aires con una lluvia e inundación sin precedentes.

Con casi 50 muertos en la ciudad de La Plata, miles de evacuados y cuantiosas pérdidas económicas, la inundación tiene una respuesta y una causa evidente. El Servicio Meteorológico Nacional había lanzado una alerta 24 horas antes de las primeras lluvias. La respuesta está en el clima: “La época es favorable para estas tormentas. En la transición estacional se da una actividad importante”, explicó a 24CON el meteorólogo Germán Heinzenknecht, miembro de la Consultora de Climatología Aplicada.

 

Las postales de La Plata después del desastre –ACÁ-


Según explicó el especialista, estadísticamente se registran lluvias para fines de marzo y principios de abril, como también para el mes de octubre, que responden al cambio de estación. Empero, en los últimos años se registró un aumento en las frecuencias de los eventos extremos.

 

Secuelas del tornado en Zona Oeste

 

La llegada de lluvias no es algo fuera de lo común, pero la caída de tanta cantidad de agua, sorprende y se transforma en un fenómeno peligroso: “Generalmente son fechas de máximo pluvial, alcanzando con lluvia abundante los 160 milímetros en el mes. Para la tormenta de esta semana la medición del Observatorio de Villa Ortúzar dio 180 milímetros en pocas horas. Más de lo que se esperaba para todo el mes. La medición del aeródromo de La Plata es de más de 200. Es de extrema gravedad. Una cantidad de agua así no hay forma de contenerla”, señaló el meteorólogo.

 

El barrio Palangana está completamente bajo el agua – ACÁ-

 

Al hablar de fenómenos extremos no sólo se señala a tormentas y tornados sino también a las sequías que asolaron parte del país. “En enero y febrero llovió muy poco, cuando en agosto del año pasado estuvo parte de la Provincia de Buenos Aires inundada, había llovido 6 o 7 veces más que en otros agostos”.  Sin embargo, no sólo con fuertes lluvias y mucha agua se transforma una tormenta en un fenómeno peligroso, el otro factor está dado por las grandes ciudades.

La complejidad de las grandes urbes conlleva a que no puedan afrontar las lluvias y las tormentas. “Son ciudades, fuera de lo meteorológico, que no tienen tratamiento de agua. Las obras no acompañan el crecimiento de la ciudad. El crecimiento de la ciudad genera una modificación de la dinámica del agua subterránea, de las napas. Donde antes tenías tierra que absorbía o napas subterráneas, ahora tenés un edificio con un subsuelo de hormigón que impide que corra la napa, por lo que la napa tiene que correrse, buscar otro camino. A eso le sumas un clima con un nivel de agua que responde a estos fenómenos extremos, y todo coincide para mal”, explicó Heinzenknecht.


“Tenés mas oferta de agua, extremos fuera de las estadística y una modificación del estrato y de las napas, todo converge en el mismo sentido. 30 o 40 milímetros en una hora, tenés anegamientos”, resumió el especialista. El caos es inevitable.

La coincidencia en fecha con el tornado de la semana santa no es azarosa ni sorprende a los meteorólogos. Sin embargo, la magnitud de las tormentas asombra, aunque según Heinzenknecht los fenómenos extremos se irán repitiendo con mayor frecuencia. Según sus predicciones habrá al menos tres tormentas fuertes a lo largo del año, así como se vivió el año pasado.

 

Cuánto dinero perdieron los comercios por la tormenta – ACÁ-


Las fuertes lluvias, a pesar de las víctimas fatales y las inundaciones, no mostraron su peor perfil. Tras el agua es común que se den otros fenómenos que en esta ocasión no sucedieron. Ante una lluvia de esta magnitud es común un fuerte descenso de la temperatura, algo que podría haber empeorado más aún las condiciones de quienes se vieron afectados por la subida del agua. “No hubo viento severo ni descenso de la temperatura. Esto fue un sistema de baja presión sobre el litoral, donde prácticamente no llovió. La zona mas activa fue sobre la franja este de Córdoba y norte de Buenos Aires. En muchas localidades de esa franja se dieron registros de más 100 milímetros. Fue un fenómeno completamente distinto al delos tornados. El Servicio Meteorológico dio la alerta, el año pasado también pero fue un fenómeno impronosticable, que se advierte pocas horas antes”, apuntó el especialista.

 


Las ciudades que integran el Conurbano bonaerense son vulnerables a sufrir las consecuencias de estos fenómenos extremos, casi de la misma manera de cómo lo padece hoy La Plata. Las lluvias extremas, los tornados, y hasta las sequías inusuales son los primeros síntomas del cambio climático. “Cuando se habla de calentamiento global, la gente cree que los síntomas se verán recién en el 2050, pero estas tormentas son los primeros indicios de los cambios en la dinámica del clima, de la alteración de la atmósfera. Cambió lo que los meteorólogos conocemos del clima. Ahora hay una gran variabilidad. Los hechos marcan una nueva frecuencia, un aumento en las frecuencias de los eventos extremos”, finalizó Heinzenknecht.

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4 de abril de 2013

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