El asesino que se cree gato y entró maullando a declarar

El juez dictó la prisión preventiva y le trabó un embargo de 4 millones de pesos.

Caminando por los pasillos de los Tribunales mendocinos, Nicolás Gil Pereg (37) sobresalía entre la docena de policías y penitenciarios que, con sus rostros cubiertos y fuertemente armados, lo custodiaron en el ingreso a una sala donde esta jueves el juez Sebastián Sarmiento le dictó la prisión preventiva. Pero este ingeniero en electrónica y ex militar israelí llamó la atención por algo más que por sus dos metros de altura, ya que decidió entrar y salir del salón maullando.

De esta manera el único imputado por el brutal doble crimen de Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (54), su madre y su tía respectivamente, mantuvo una postura similar a la que había mostrado el pasado lunes cuando, entre otras actitudes delirantes, se orinó en la sala de audiencias y mencionó a sus 37 gatos (convivía en malas condiciones de higiene con animales domésticos) como sus hijos.

Los investigadores y las autoridades judiciales no tienen dudas y afirman que Gil Pereg se quiere hacer pasar por loco para evitar una condena. Sin embargo su actuación no está logrando resultados positivos para su estrategia de defensa ya que el magistrado ordenó que continúe en preso en el penal de San Felipe, en la capital provincial, hasta la realización del juicio que, probablemente, esté a cargo de un jurado popular.

Además de rechazar todos los argumentos de la defensa, que había solicitado la libertad de su cliente y la nulidad de todos los allanamientos, el juez Sarmiento destacó la crueldad del doble crimen. Y también le aplicó al acusado un embargo de 4 millones de pesos sobre sus bienes.

Los abogados de Gil Pereg intentaron, en último caso, lograr la detención domiciliaria porque entienden que no hay riesgo de fuga ni de entorpecimiento de la investigación. Sin embargo Sarmiento hizo lugar al pedido de la fiscal de homicidios Claudia Ríos y desestimó todas las solicitudes de la defensa, que ya anticipó que apelará en un tribunal superior.

Las pruebas contra el israelí son contundentes. Por ejemplo, los cuerpos de sus familiares estaban enterrados en la propiedad donde el acusado vivía en condiciones de indigencia, sin servicios básicos y rodeado de gatos a los que define como sus "hijos". Además los investigadores hallaron en uno de los allanamientos realizados en ese predio ubicado en Guaymallén (Gran Mendoza) el arma de la que partieron los tres balazos que terminaron con la vida de su tía. Su madre, en cambio, fue estrangulada con un lazo.

Gil Pereg está acusado de un "homicidio agravado por el vínculo" (por el crimen de su madre) y "homicidio agravado por el uso de arma de fuego" (en el caso de tía). Los resultados del informe preliminar psiquiátrico también lo complican, ya que lo definen como una persona desafiante, poco colaborativa y con actitud hostil y evasiva. Los peritos además destacaron que se muestra lúcido y ubicado en tiempo en tiempo y espacio, por lo que comprende la criminalidad de sus actos.

Pyrhia Saroussy (63) y Lily Pereg (54), tía y madre del acusado del doble crimen.

Pese a las evidencias, el israelí insiste con su inocencia. El pasado lunes ya se había mostrado sus cartas al desconocer su verdadero nombre y su lugar de nacimiento y asegurar que se llama Floda Reltih (Adolf Hitler, si se lee al revés), como se presentaba en una época en que tuvo un bar en San Martín, en la zona Este de Mendoza.

Ese día se orinó frente a las autoridades judiciales y afirmó que nunca se fugaría porque "jamás dejaría a mis 37 hijos solos". Así se refiere a sus gatos, a quienes homenajeó al ingresar y salir de la sala de audiencias maullando.

Clarín

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