Maria Fernanda Callejón

"Felicité a Guille cuando fue papá"

Actúa en una de las obras top de Mar del Plata, "Confesiones de mujeres de 30". Dice que extraña a su mamá, que falleció recientemente, y que Cóppola "ya no es parte de mi vida". En 2009 actuará en una novela.

Por Germán Campisi

Bajó de la camioneta de Fabián Santoro, su productor, una hora y media antes de que la obra comience. Imposible no reconocerla, difícil no mirarla. Los cuarenta no significan nada para su figura, mucho menos para su espíritu. María Fernanda Callejón, una de las tres integrantes del elenco "Confesiones de mujeres de 30" que brilla en Mar del Plata, le abrió las puertas de su camarín a 24CON.

 

"La obra es bárbara, me da un placer enorme hacerla. Hemos trabajado mucho, mientras yo estaba en el Bailando también ensayaba Confesiones. Trabajamos mucho y llegamos bárbaro al estreno. Estamos felices porque el público nos dijo que sí", cuenta María, o la Callejón, como la conocen en el ambiente. A secas.
Compenetrada y de muy buena relación con la uruguaya Claudia Fernández y Anita Martínez, sus compañeras, Callejón asegura: "En la costa estamos rompiendo, en Mar del Plata nos va muy bien pero hay muchísima competencia. La obra sale bárbaro, sale redonda; la gente se va muy agradecida. Se ríe constantemente”.

Mujeres que hablan mal de los hombres. Monólogos ágiles y graciosos, una mirada ácida y hosca a la psicología masculina, esa manía de separar al mundo en femenino/masculino

"Para ellos (los espectadores hombres) es como si fueran moscas que pueden espiar las charlas nuestras", cuenta María Fernanda, quien agrega: "Estar haciendo esta obra en este momento de mi vida no es casual. Los personajes últimamente me están eligiendo a mi y no yo a los personajes".

 

Es un buen comienzo de año para la actriz, que está directamente relacionado con el gran 2008. Marcelo Tinelli la convocó para el Patinando por un Sueño, una tarea que marcó profundo en su ser.  "Seguí con el sueño, obvio. Soy la madrina de la fundación Hebra, y Rogrigo Escobar –el soñador- el padrino. Luchamos mucho y ellos están muy contentos, no sólo porque se cumplió el sueño en su totalidad, mucho mejor que si hubiésemos ganado porque ganar era un premio muy limitado, y cuando los padres se reunieron con la gente de Ideas del Sur acá se dieron cuenta de las reales necesidades y aportaron lo que realmente se necesitaba".

Está feliz. Se le nota en su cara, cuando se mira al espejo mientras se peina para salir al escenario. No quita la vista de los detalles que el maquillaje le deja en el rostro y habla. No se detiene. Cuenta minuciosamente todo, bueno casi todo. "De mi vida privada no hablo. Me preguntan por Cóppola. Guillermo ya no pertenece más a mi vida privada. La otra vez lo felicité porque fue papá", dice Callejón, sincera.

Hace poco perdió a su madre, sin embargo sigue en la pelea. "Estoy donde ella hubiese querido que esté", dice, convencida y segura de que su vida es feliz aunque las adversidades se interpongan: "Pese al difícil momento que atravieso con mi familia estoy bien, muy bien. No importa con quien estoy". La sonrisa cómplice oculta más que sus palabras.

María Fernanda Callejón parece una persona frontal. Por los años que tiene en el medio artístico, su manera de hablar. Este verano brilla con los monólogos en una exitosa obra de Mar del Plata, pero se viene la televisión. Porque no para. Termina de maquillarse, saluda y se sube al escenario, sin descanso.
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