Reinaldo Wabieke

"Por la calle me gritan puto y mataviejas"

El viudo de Adelfa se confesó homosexual y revela los pormenores de su vida en pareja con Cristian, su novio, junto a quien sueña adoptar un bebé. Detalla sus cirugías estéticas y su fanatismo por Susana Giménez. “Volvería a disfrazarme como ella”, jura.

Así como el efímero ex presidente Rodríguez Sáa es conocido tan sólo por su nombre de pila –Adolfo–, un nuevo personaje ascendió en la consideración mediática a fuerza de amor y verdad. Son pocos los famosos que ingresan al selecto club de los que prescinden del apellido. Charly, Diego, Fito, Marcelo, Mario y pocos más. Tal vez Karina Olga. Ahora, sin dudas, Reinaldo. ¿Cómo, quién? Reinaldo. Si no se lo ubica por su DNI, se lo reconoce de inmediato gracias al bautismo popular: “El Adelfo”.
Su apellido es Wabieke, pero su mayor virtud es haberse casado a los 24 años con Adelfa, una anciana de 82 que falleció 29 días después de la boda. La inverosímil historia de amor rebotó por todos los medios y llevó a la súbita fama a la pareja de tortolitos.
Casi un año después de quedarse viudo, el joven santafesino se confesó homosexual. Tuneado casi a nuevo, el chico anduvo de recorrida mediática para gritarle al mundo su elección sexual. A Reinaldo le gustan los hombres. De hecho, convive con uno desde hace seis meses.
Antes de continuar la historia y después de revelar en tevé que cobrará una pensión vitalicia de 2900 pesos, una denuncia grave parte de los labios neo colagenados de Reinaldo. “Me quisieron secuestrar y estoy con custodia policial”, aseguró sin vacilar, y detalla la secuencia: “Salí con mi pareja a la panadería para comprar el pan y se me acercó un auto. Adentro iban personas armadas, pero por suerte pude refugiarme”. Por las dudas, aclara, como para que quede claro de acá en adelante: “No me van a sacar nada. Ni un peso, porque todo lo que me dejó Adelfa está en acciones y bonos, así que va a ser mejor que se olviden”.
Susano. Después del incidente policial, Reinaldo –“El Adelfo”– se muestra locuaz, ansioso por manifestar su sentir. “Para mí es muy natural mostrarme como soy”, se sincera aunque reconoce que al principio fue un tanto difícil salir del closet, sobre todo por el qué dirán. La mirada ajena que opera como censor y el eterno dilema de mantenerse como un viudo joven o como un hombre enamorado de otro hombre. “A mucha gente no le gusta que sea p…. Me ven como degenerado o algo así”, dice.
Antes de admitirse como gay, El Adelfo le escapaba al cliché, casi al punto de cometer una herejía: “Nunca me gustó Madonna, si me gustara ya estaría en Buenos Aires haciendo la fila. Otra cosa que detesto es la cumbia”.
—¿Qué música escucha?
—Soy fan de Axel y de su música melódica, pero lo que me pierde es Thalía. Soy un fanático de ella.
—¿Qué otra afición tiene?
—Siempre me gustó la ropa, pero nunca me vestí como pendejo porque estaba al lado de una señora mayor, y no daba caminar junto a ella y vestirme moderno. Hay que tener respeto.
Más allá de su admiración internacional por la cantante mexicana, Reinaldo tiene una celebrity local que le quita el sueño: Susana Giménez, quien lo invitó a su programa apenas enviudó de su amada, aunque tuvo que declinar la invitación a causa del dolor.
—¿Nunca pudo conocerla?
—Sí, una vez ella vino por el tema de las inundaciones a Santa Fe, al camping de la UPCN. Ahí la vi y casi me muero, aunque era bajita y un poco gordita.
La anécdota dice mucho. “Una vez –rememora– me monté para una fiesta y quedé igualito a ella. Es mi ídola desde siempre. Me compré una peluca rubia y me puse unos zapatos de taco para parecerme”. Montar significa disfrazarse, vestirse de, camuflarse como. Con ternura, el joven viudo recuerda aquella fiesta en un boliche gay donde se mimetizó como la diva de los teléfonos.
—Si ella le ofreciera ir a su programa. ¿Usted volvería a imitarla? ¿Se pondría el traje de Susana?
—Por ella hago cualquier cosa. No lo dudes.
Pueblo chico. Desde que se conoció la historia de amor con Adelfa, las calles de su Santa Fe no volvieron a ser las mismas. Mucho menos ahora que se abrió y declaró su homosexualidad. Por ese motivo y porque quiere triunfar en televisión, es que Reinaldo se está por mudar a Buenos Aires. “Por la calle me discriminan –asegura–. Me gritan Puto y Mataviejas”.
En relación a su comentado cambio de look, el chico jura que no tiene más retoques para hacerse, y desmiente una información que lo tiene preocupado: “No me hice la nariz. Lo único fue que me rellené la cara, que estaba toda poceada y porque además se me torcía mucho la mandíbula, y también me rellené la frente, para borrarme las arrugas ocasionadas por el sufrimiento”.
—¿Cuál es la respuesta ante su nuevo aspecto?
—Me dicen que estoy putísimo, ja. ¿Qué querés? Estaba destruido. No me importa lo que digan, yo les respondo: ¿Te parece que doy putísimo? Ahora voy a sacarme las extensiones. Las tengo desde antes que aparecieran los floggers y los emos. Vi ese look en una revista de moda en Madrid y me pareció original, pero ya me rompen las bolas.
Ahora que no tiene complejos, el santafesino se anima a esbozar su predilección masculina. “Me gusta Ángel De Brito, me pareció muy lindo chico, pero no es que me lo quiero tumbar”, advierte.
En esta nueva etapa de su vida, “El Adelfo” no está solo. Su compañía es Cristian, su novio desde hace seis meses, con quien convive y sueña en algún momento adoptar un bebé. “Adelfa lo conocía a él, porque somos amigos desde hace mucho tiempo”, dice, y deja una reflexión que sirve para superar la viudez: “Ella está feliz donde quiera que esté porque sabe que mi pareja es una buena persona”.
Periodista Revista 7 Días
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