Políticos sin brújula

Por Alejandro Cancelare
La oposición sigue su búsqueda frenética de un rumbo que lo lleve a pelear con alguna chance el año próximo. Para eso deambula entre el panradicalismo y el kirchnerismo prolijo. El peronismo es el único que sigue apostando hasta el final por una chance oficialista.
Sin embargo, el peronismo no quiere ser un simple apéndice del matrimonio presidencial. Y en su carrera desenfrenada inventa candidatos presidenciales que nadie conoce o lanza campañas que se caen a poco de estrenarse.
La ruptura de los partidos tradicionales, que se transformaron de la noche a la mañana en meros transmisores de candidaturas personales, hace que cualquiera pueda representar a diferentes sectores. Y los personajes son, en estas circunstancias, la mejor manera para captar votos pero, también, el muro imposible de saltar para cualquier armado político, fundamentalmente opositor.
Porque el oficialismo siempre corre con ventaja. Tiene todos los resortes para armar candidatos triunfantes o con experiencia y conocimiento público. En la oposición, los nombres brotan. Inclusive sus propuestas pueden ser coincidentes. Pero, quién define la posición en una misma lista?... Es allí donde la guerra de las vanidades aparece con toda fiereza.
Por lo bajo, la discusión fue cambiando paulatinamente. Y el respaldo más importante que tuvo el gobierno nacional a principios de año es hoy un reglamentario acompañamiento para que las promesas efectuadas no se caigan.
Como nunca, el gobierno tiene la necesidad de cumplir con la palabra empeñada. Pero como nunca antes, no tiene con qué. Por eso tuvo que recurrir a la plata que los futuros jubilados tenían depositada en las AFJP y tranquilizar a quienes quieren seguir acompañándolos que tendrán lo que están demandando.
Sus aliados miran todo con desconfianza. En la CGT, Hugo Moyano no cree que no haya habido nadie del gobierno detrás del fallo de la Corte Suprema que rompió con su unicato gremial. Los intendentes del Conurbano ya no van a cada localidad en la que está la presidenta salvo que le garanticen obras para sus comunas.
Gustavo Posse se animó a decir lo que todos suponían: que la concertación plural (de los que opinan igual) ya no existe más. Enrique García fue al acto por los 25 años de Raúl Alfonsín; desde Río Negro, el gobernador Saiz firmó su vuelta al radicalismo y Ricardo Ivoskus, luego de sufrir los agravios del ministro de Justicia y Seguridad Aníbal Fernández, ni siquiera levantó el teléfono para invitar a alguna autoridad nacional o provincial para inaugurar las dos primeras cuadras de la nueva peatonal Crucero General Belgrano.
Desde el peronismo, se dieron cuenta que los “ismos” que desembocaron desde Menem en adelante no le agregaron nada sino que le licuaron su doctrina y lo incomodaron como herramienta electoral. Hoy los jefes comunales acompañan a Kirchner, pero prefieren llamarse peronistas, antes que todo.
¿Y Daniel Scioli?... Se hizo cargo de la Seguridad pero con su discurso cada vez se aleja más del gobierno nacional. ¿Será casualidad?... En semejante lugar del poder, nadie cree que su postura surja espontáneamente sino fruto de un cruce quirúrgico de encuestas y sondeos de opinión, que exigen dureza ante el crimen, sin medir sus consecuencias.
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