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¿Cuánto le cuesta a los países "sanar" el planeta que ellos mismos enfermaron?

Con el devenir de los tiempos la civilización ha avanzado a pasos agigantados utilizando como materia prima la naturaleza. Estamos viviendo un cambio climático sin precedentes, como respuesta a esta catastrófica depredación realizada.
Viernes, 29 de octubre de 2021 a las 09:16
Por Claudia Moray

En los últimos dos siglos nuestra "casa común" ha sido lastimada y maltratada como nunca, con lo cual la realidad nos pone frente a una crisis ecológica y, especialmente, humana. Laudato Sì, la encíclica del papa Francisco realiza un llamado mundial para cuidar el ambiente.

En el contexto del coronavirus y la recuperación de la recesión global, el cambio climático continúa impactando y los riesgos climáticos están aumentando en todo el mundo. COP26 es una cumbre crítica para la acción climática global. Para limitar el calentamiento a 1,5 grados, las emisiones globales deben reducirse a la mitad para 2030 y llegar a "cero neto" para 2050.

El debate sobre la responsabilidad global frente al calentamiento global es cada vez más agudo, tenemos "responsabilidades comunes, pero diferenciadas". Porque algunos países tienen una responsabilidad histórica porque son los países más ricos quienes más han contribuido al cambio climático, en cambio los países pobres son los que sufren las consecuencias.

Si bien la crisis climática es un problema mundial y requiere una respuesta de todos los países del mundo, la realidad es que los países más pobres están menos equipados para hacer frente al cambio climático y son más vulnerables a sus efectos.

Es por eso que las naciones más ricas se comprometieron en 2015, Acuerdo de París a reiterar el compromiso (asumido en COP15, 2009) de que los países desarrollados movilizarían -como mínimo- u$s 100.000 millones anuales desde 2020, con la particularidad extensión de hacerlo hasta 2025, hacia los países en desarrollo.

La idea -al menos en 2015- era establecer un objetivo de financiamiento aún más ambicioso luego de cumplido ese período. Hasta hora, según el último informe de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OECD por sus siglas en inglés) demuestra que los países ricos sólo han movilizado u$s 79.600 millones de los u$s 100.000 prometidos en el 2019. El monto solo creció 2% con respecto al año anterior.

Las cifras oficiales para 2020 no estarán disponibles hasta 2022, pero con la COVID-19 esa movilización de fondos fue menor. Para los países pobres que ya sufren los embates del cambio climático, el impacto adicional de COVID-19 en sus personas y economías ha intensificado su pedido a los países desarrollados para que cumplan con su promesa.

En una reunión preparatoria en Roma, el papa Francisco pidió, a principios de octubre, superar "los estrechos límites" de la política partidista a fin de alcanzar rápidamente un consenso sobre la lucha contra el cambio climático. Serán iluminados por dos importantes principios de "responsabilidad y solidaridad".

Un acuerdo en la COP26 necesitará la confianza de grupos de países como el Grupo de África, el Foro Vulnerable al Clima, los países menos desarrollados y la Alianza de los Estados Insulares Pequeños (AOSIS). Los anuncios recientes, incluido el compromiso del presidente Joe Biden de duplicar el financiamiento climático de Estados Unidos, han acercado a los países ricos a cumplir el compromiso, pero será necesario hacer más para restaurar la credibilidad y fortalecer la confianza entre las naciones ricas y pobres.

El fortalecimiento de la capacidad para adaptarse a los impactos del cambio climático es otro elemento importante de la COP26, porque los esfuerzos de adaptación (hacer frente a las consecuencias: reubicación, mitigación de inundaciones, respuesta a emergencia) no siempre tienen un argumento comercial, lo que significa que se necesita dinero público.

En cambio, el financiamiento de la mitigación (reducir las emisiones: eficiencia energética, energía renovable, transporte sustentable) se enfoca mucho en la movilización del sector privado. Por lo que espera una expansión del papel de las asociaciones público-privadas, las inversiones públicas y privadas, tendrían un papel "vital" que desempeñar. Con las deudas en aumento a medida que los países buscan reconstruirse a partir de COVID-19, muchos se preguntan si los $ 100 mil millones son suficientes.

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