Un video muestra cómo obreros trabajan en la "cornisa de la muerte"

Sucede en Ramos Mejía. No tienen cascos, ni arneses. Saltan entre balcones y sueldan sin máscara. La obra ya tiró cemento, pintura y tablones que casi matan a un grupo de chicos.

La tragedia del obrero muerto en Mataderos destapó la olla. El domingo 1 de mayo, los tablones utilizados como pantalla de una construcción sindicada como “ilegal” ubicada en Vicente López 239, a metros de la famosa zona de bares de Avenida Goana en Ramos Mejía, cedió y las pesadas maderas cayeron sobre el garaje de una vivienda lindante donde jugaban unos 15 jóvenes.


El accidente no produjo heridos, pero “podría haber matado a mi hijo y a sus amigos”, dijo a 24CON Claudio Folgueres, dueño de la casa afectada de Vicente López 193 (N del R: cambia la numeración). Quien mantiene un interdicto desde hace 4 años con la empresa constructora que “viola leyes nacionales y ambientales”.

 

Es la segunda mala noticia que el edificio, de 20 pisos erigido en una zona residencial baja, genera esta semana. Hace poco menos de quince días “murió un obrero de un ataque al corazón”, según relataron a este medio. El episodio se produjo en el piso 12 B al momento en que, “por carecer de obra social, tuvieron que trasladarlo en una ambulancia municipal”, contaron los lindantes. Según trascendió después de la autopsia, el hombre habría permanecido entre una hora y media y dos tirado en el suelo hasta ser descubierto.

 

Pero lo peor se vive desde adentro. Según el video al que pudo acceder en forma exclusiva 24CON, los obreros de Vicente López 239 trabajan en forma indebida. Sin las medidas de protección adecuadas como cascos y elementos para oídos y la vista. Además, en dicha filmación se ve cómo un grupo de trabajadores tampoco cumple con las normas de protección que dicta Higiene y Seguridad, dependiente de la Subsecretaría de Trabajo de la provincia de Buenos Aires, donde rigen estrictas medidas como la utilización obligatoria de guantes, calzados especiales y arneses.

 

MATERIAL EXCLUSIVO DE 24CON

 

EDICIÓN: Christian Ugalde

 

La pantalla cayó sobre el techo de la casa lindera.

Mirame y no me toques. Pese a las pruebas exhibidas por los habitantes, el arquitecto a cargo del Proyecto y la Dirección de la obra, Gerardo José de Carlo, negó rotundamente los hechos. “Es todo falso, los obreros tienen las medidas de seguridad correspondientes”, dijo a 24CON.


El profesional esquivó todas las denuncias y retrucó que fueron los propios vecinos (Claudio y Nancy Devoto, su esposa) quienes “retiraron los tres puntales que provocaron la caída de la pantalla”.
El profesional acusó a la familia de auto boicotearse para “salirse con la suya”.

 

“Es un loco –retrucó Devoto-, cómo va a decir que nosotros mismos nos tiramos un andamio a mi casa”.

 

"Casi mata a mi hijo", denunció Claudio Folgueres a 24CON.

Guerra desigual. Este enfrentamiento que tiene como protagonistas a los Folgueres y a la mole de Ramos Norte, lleva casi cinco años de tregua judicial. La familia no sólo denunció elevó una denuncia penal por el accidente del domingo, sino que en 2006 presentó un interdicto de obra nueva- que debería ser un trámite sumarísimo- y que recién ahora llegaría a su fin.

 
 

Es así que la Justicia dictaminaría en los próximos meses la legitimad de la obra que fue autorizada por el municipio el 21/07/06 (Expte: E-3760/06), cuando las ordenanzas correspondientes a la construcción “no habían sido convalidadas por el P.E.P. (Poder Ejecutivo Provincial)”, señaló Miguel Presa, testigo del hecho y vecino que lleva una larga lista de denuncias por construcciones ilegales en la zona.

 

Los tablones derribaron parte de un árbol.

“Me cayeron cascotes, pedazos de madera, puntales de hierro y hasta el casco de un obrero. De todo y todo el tiempo, pero para el municipio todo está en regla. Con esta es la tercera vez que se cae sobre mi casa parte de las pantallas”, exclamó Devoto. Varios de estos hechos fueron refrendados por peritos judiciales. “Nos cayó pintura sintética sobre la ropa que tenía tendida y sobre todo el auto, que recién lo acababa de pintar a causa de los daños que le hicieron con cosas que cayeron anteriormente”, agregó.


Con todo, la mole, aun deshabitada y en su fase final, se siente como una seria amenaza. Disminuyó un 40% el valor de las viviendas y terminó con la intimidad de todo el barrio.

 

3 de mayo de 2011

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