"Mis hijos son el motor de mi vida"

Por Caras

Dice que vacacionar con sus hijos, Camille (9) y Gael, de 9 meses, y su mujer, Vanesa Schual (29), es un “cargador espiritual”. Un momento para descubrir sonrisas cómplices, que muchas veces se desdibujan en la cotidianidad. Y el destino elegido fue Brasil, un lugar que para el actor tiene una energía especial. En uno de los rincones más preciosos de ese país, en Trancoso, al sur del estado de Bahía, Sancho compartió una semana en uno de los resort “Club Med” más exclusivos de Brasil, ubicado sobre un acantilado, a 6 kilómetros del centro de la ciudad. Un total de 27 hectáreas, situado en “La Costa del Descubrimiento”, el lugar en el que se inició la historia brasilera, al calor de la alegre cultura bahiana.

 

“Es un país que me gusta mucho. Vine por primera vez hace 4 ó 5 años. Me da mucha energía. Primero vine con mi hija, después con mi mujer y ahora llevé al nuevo integrante”, dice el ex “Botineras”, quien fue una de las figuras destacadas de “Sutiles diferencias”, el telefilme de una hora en HD que se estrenó por El Trece, el viernes 3 de diciembre, a beneficio de la Fundación Huésped. Visiblemente más delgado —tuvo que adelgazar siete kilos para componer el personaje—, Christian interpretó a Alex, un osteópata argentino que vive en España, y regresa al país infectado de HIV para tratarse. “Fue un gran trabajo y me sirve de base para proyectar el año que viene, en el que voy a protagonizar el filme ‘Los doce apóstoles”, sobre el motín de Sierra Chica, de 1996, y una obra en calle Corrientes sobre la bigamia en la sociedad”, le anticipó el actor a CARAS, en exclusiva, desde Brasil.

—¿Hay un nuevo Sancho, más cercano a lo solidario, desde “Botineras”?

—Hice muchos trabajos sin priorizar la parte económica desde mi salida de “Botineras”. Desde el lugar solidario y de compromiso como fue el “Teatro por la Identidad” en el Apolo, en setiembre. En octubre, hice “Teatrísimo”, para ayudar a la Casa del Teatro, con “El Gran Deschave” junto a Luis Brandoni. Fue una gran experiencia estar junto a él en el escenario y trabajar de igual a igual con un grande. Y junto a la Fundación Huésped, hice un telefilme que se proyectó en El Trece, el viernes 3 de diciembre.

—¿De qué se trató su personaje?

—Mi personaje es Alex, un chico argentino que llega de España con el virus del VIH a tratarse y reencontrarse con sus afectos, más que nada con su madre, quien no sabe que padece la enfermedad. Me gustó mucho porque más allá de la composición del personaje, de bajar de peso y prepararme psíquicamente, fue un lugar interesante. Desde transitar la emoción y la sensibilidad que tiene una persona que padece el VIH hasta tratar de generar conciencia en la gente acerca de la forma de prevenir la enfermedad.

—¿Su trabajo realizado en “Botineras” lo incentivó a volcarse hacia una veta solidaria?

—Hoy priorizo el compromiso social y el contenido ante el dinero. Un año atrás tenía otro presente, pero era muy distinto. Uno prioriza lo que lo llena emocional y psicológicamente. Era lo que buscaba yo, tratar de componer estos personajes con emoción y gente que está dispuesta a comprometerse con distintas causas sociales.

—¿Cuánto influyó su paternidad en este cambio profesional?

—Cuando uno tiene un hijo realmente toma conciencia y pasa a ser lo primordial de mi vida. Me gustaría que Camille y Gael, el día de mañana, tengan estos mismos valores, de la solidaridad, ser fieles a sus principios. Yo no voy en busca de ser millonario en dólares. Tengo todo lo que puede tener un hombre a nivel emocional y soy totalmente agradecido. Si me dan un contrato para firmar diciendo que mi vida sea como es hoy para siempre, lo firmo ya. Tengo salud, la tiene mi familia, estoy con mis hijos, los veo crecer felices, una mujer que me acompaña, honesta, trabajadora y luchadora, y mis viejos, bien. Y respecto a todo lo demás, uno aprende que en la vida a veces hay más, otras menos, pero es en esos momentos que hay que ser perseverantes y optimistas. Todo llega. Aprendí que en estos tiempos el tener esa inteligencia emocional para con uno es lo que me da la oportunidad de disfrutar lo que tengo. No estoy en busca de proyectos exitosos en lo económico, sino de proyectos exitosos en lo personal.

—¿Qué le gustaría que dijera su hijo de usted en algunos años?

—Espero y anhelo que tenga el mismo recuerdo que yo tengo de mi viejo. Siempre lo que priorizo de mi papá son los valores que me dio y trato de dárselos a mis hijos. Ser un tipo respetuoso con los otros, conmigo y con mi hermano, inculcarme a hacer lo que a mí me de placer y no elegir por lo que me conviene. Desarrollar lo que uno siente. Y de ser el padre que todo hijo necesita, el compañero, solidario, afectuoso, demostrar que uno siempre está, en las buenas y en las malas. Esas son las cosas que a mí me hacen rico como actor porque uno tiene sentido y noción sobre eso. Y a la hora de armar un personaje uno puede volcarlo en él.

Y eso es lo interesante de todo esto, expresar lo que uno aprendió en la vida Ojalá mis hijos sientan el mismo agradecimiento que yo siento por mi papá Lo fundamental es demostrarles a mis hijos quién es uno y que tengan esos valores para su vida

—¿Qué rol ocupa cada uno de sus hijos en su vida?

—A mí cada uno me da la posibilidad de encontrarme desde lugares muy distintos Camille tiene nueve años y ya es casi una adolescente Está muy comprometida estudiando guitarra, es una alumna ejemplar, una mujercita muy inteligente, con mucha independencia, que sabe lo que quiere y tiene mucho carácter Y me da la posibilidad de encontrarme con ese complejo de Electra, esa admiración infinita de una hija hacia su padre Es increíble encontrarse con ese cariño Estamos mirando una película, me abraza y se queda así hasta el final de la película Ese cariño que tienen las mujeres con su padre es maravilloso Es único y uno se encuentra con ese afecto y ese amor tan distinto que uno tiene hacia su pareja, es un amor incondicional que sólo un padre puede conocer, desde el respeto, de protegerla y cuidarla

—¿Y Gael?

—Con Gael me encuentro con la emoción de un chiquito que tiene una mirada muy madura, interesante y penetrante Te quedás mirándolo y esa mirada tiene picardía, curiosidad y te interroga en un sólo segundo con una mirada Más allá de su ternura y de ese idilio que uno siente cuando tiene un bebé que te inculca e infunde mucha paz y sensibilidad, siento que lo mejor que me pasó este año fue el nacimiento de mi hijo, que fue lo primero Después cayeron muchos proyectos de trabajo que fueron consecuencia o causalidad del momento que yo estaba viviendo Fueron personajes que merecían mucho contenido emocional y por ahí este año tuve mucho de ese contenido con mi hijo y de esa emoción

—¿Cómo concilia la dualidad de criar a una pre-adolescente y a un bebé?

—Es volver a tener los mismos sentimientos que tuve hace nueve años con mi hija Sus necesidades cambian a medida que van creciendo Uno como hombre se adapta a los cambios Y en este caso, fue seguir aprendiendo con Camille, de formarla de la mejor manera En un mundo tan difícil, con tanta información, hay que saber darles la mejor información Es muy importante estar al lado de ellos Vivir esa dualidad me hizo crecer como persona y como hombre y lograr una madurez que llegó en un momento fundamental de mi vida, a mis 35 años Hace 20 años no me hubiese imaginado este momento de éxito, no sólo en lo laboral sino en lo personal y emocional Mis dos hijos y mi mujer me dieron la posibilidad de crecer como persona, y cuando uno crece como persona crece en lo suyo Fue maravilloso compartir deportes y juegos con ellos en estos días increíbles que pasamos juntos en el Club Med Un lugar espléndido

—¿Y qué rol ocupa Vanessa, su mujer?

—Es una persona a la que le estoy muy agradecido porque me da la posibilidad de formar una familia a la que tratamos de brindarle la posibilidad de encontrarse en un lugar de amor y paz y de mucha tranquilidad Enseñarme todos los días que en los momentos malos y buenos tiene una persona que lo acompaña, que le importa lo que está haciendo Es esa compañera que uno necesita para su vida Es difícil el hecho de acompañar a una persona cuando le pasan tantas cosas Pero ella me da esa tranquilidad de acompañarme y acomodar su vida a la mía, que es tan variada

—¿Piensan tener más hijos?

—Este es el comienzo y, probablemente, pronto se agrande la familia Me gusta mucho la vida familiar y compartir tiempo con mis hijos Son esas cosas las que me hacen bien, el tener una vida simple, y estamos felices de compartir algo así, tan simple, tan lindo y de tanta felicidad No creo que la felicidad sean chispazos, sino que la genera uno Ese día a día en familia es mi felicidad y mi motor de vida

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