Se formó una isla de basura más grande que EEUU

El Conurbano está rodeado, pero el problema de la basura es mundial.

No es utópico pensar en un planeta infértil y devastado por la contaminación, ni es necesario transportarse en el espacio. Mientras una gran parte de las naciones del mundo se debaten en Copenhague cómo enfrentarse al cambio climático y al flagelo que el mismo ser humano genera; miles y miles de kilos de basura son enterrados, depositados en la tierra y lanzados al mar sin ningún tipo de tratamiento.

Argentina no está ajeno a la contaminación y si bien existen proyectos para tratar los residuos, la mayoría de la basura domiciliaria simplemente es juntada y amontonada en predios destinados para su acopio casi sin ningún cuidado. El responsable es el Ceamse, la empresa estatal encargada de recibir los desechos del Conurbano, que al registrarse graves incidencias en la salud de los vecinos cercanos a los basureros, uno a uno estos centros de acopio han sido trasladados y cerrados (Ver: Trapitos secándose al sol).

Cabe recordar, además de los innumerables episodios de cáncer y enfermedades respiratorias, el caso de Diego Duarte, el chico de 14 años que todos los días junto con su familia buscaba comida y cartones para vender en el Ceamse de José León Suárez hasta que una camionada de basura lo sepultó. Nunca encontraron su cuerpo.

Pero los inconvenientes con la basura son un común en todos los países del mundo. En Kenia existe el basurero más grande de toda África. Ubicado en Nairobi recibe diariamente 2000 toneladas de basura desde hace 30 años amenazando de forma directa la vida de un millón de personas. Residuos químicos, hospitalarios, industriales, agrícolas y basura doméstica se amontonan  en 12 hectáreas sin ningún cuidado ni reglamentación.

Según las 90 mil personas que diariamente se alimenta de este basural, es común que algunos de ellos quede sepultado bajo una montaña de basura, o devorado por una montaña, los sucesivos incendios provocados por el calor hacen que el centro de las montañas se vacíen y cedan al peso de cualquier transeúnte.

 

Hacia el otro lado del planeta, en medio del océano Pacífico Norte se encuentra lo que podría ser un nuevo continente, si no fuese que está constituido en su mayoría por desechos plásticos. Entre medio de Estados Unidos y Japón, a raíz de distintas corrientes marinas y remolinos se aglomera toda la basura que queda flotando en el mar. La organización Proyecto Kaisei, liderada por jóvenes científicos con intenciones de adelantarse a los más nefastos resultados de la contaminación estudian esta isla de basura para saber cual es el impacto en la fauna marina y como se la podría eliminar sin contaminar aun mas.

 

Con 1,4 millón de kilómetros cuadrados, la “mancha” de basura está compuesta principalmente por botellas plásticas, jeringas y bolsas, aunque lo más peligroso son las partículas microscópicas o de hasta el tamaño de un grano de arena, de materiales derivados del plástico que rodean a la isla y que pueden ser ingeridos por los animales acuáticos.

Volviendo al Conurbano, la problemática de la basura enfrenta a los distintos sectores. La puja se basa en la posibilidad de cerrar los Ceamse, como sucedió en San Miguel al superar la cantidad de desechos tratables, o como se decidió en julio con el de Ensenada, por nombrar a algunos o trasladarlos a sectores más alejados de las ciudades lo que solamente alejaría los problemas pero no los eliminaría. Algunos distritos se han puesto en campaña par establecer plantas tratadoras (Ver: Podrán procesar más de mil toneladas de basura por año) sin embargo todos son proyectos municipales que no enfrentan el problema de la basura con una medida general clara y que abarque a toda la región (Ver: Clausuraron un Ceamse y la ciudad se llenó de basura).

La mejor solución sería el reciclado y la concientización para evitar que los residuos lleguen a su destino final sin ningún tratamiento. En aquel mismo basurero donde Diego Duarte encontró la muerte, una cooperativa puso en marcha en marzo una planta recicladota que podría ser un ejemplo para lo barrios afectados por los basurales (Ver: La máquina que recicla esperanza). Allí quienes años atrás escarbaban entre las bolsas para recoger materiales reciclables o comida, hoy cuentan con una verdadera planta de recolección, selección manual, acopio y reciclado que le da trabajo a todo el barrio.

Habrá que esperar qué se resuelve en Copenhague, si se refuerza el Tratado de Kioto, si se incluyen los problemas de la basura y si estas problemáticas son volcadas a los programas y presupuestos de los distintos distritos del Conurbano.

 

Mirá el video sobre el basurero de Nairobi y como intentan contrarrestar su contaminación:

 



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