7 Días

Los 80 de Franco Macri

Con una megafiesta sorpresa el patriarca del clan celebró su cumpleaños. Invirtió más de 175 mil pesos para agasajar a sus 350 invitados, entre familia y amigos. Por su parte, Mauricio oficializó el romance con Juliana Awada, pero llegaron separados. El amable encuentro con el yerno cuestionado y la broma de sus nietos. La gran ausencia de sus ex mujeres.

El operativo despiste fue planificadísimo. Como si se tratara de un en-cuentro secreto entre Ciro James, el “Fino” Palacios y Mauricio Macri. Pero no. Nada de eso. La preocupación trascendental del jefe porteño, el miércoles por la noche, era otra: que nadie lo pescara llegando al onomástico número 80 de su padre Franco, con su nueva novia, Juliana Awada. Para eso, el plan era claro. Obviamente, estaba descartado el ingreso por la puerta principal sobre la calle Defensa del imponente salón “El Zanjón de Granados”, así que la directiva era entrar por Chile. Sin embargo, para que nadie los viera juntos, como si todavía fuera un secreto guardado bajo siete llaves, Macri la hizo bajar del Peugeot 807, a dos cuadras del lugar. Ella, malhumorada por tener que caminar junto a un custodio hasta el cumpleaños de su suegro, no tuvo otra opción que acatar la orden de su novio. Por su parte, el ex presidente de Boca intentó ocultarse tras sus hombres de seguridad, pero no pudo pasar el exquisito filtro de los paparazzi. Mauricio y Juliana fueron dos de los 350 invitados del megaevento que reunió a numerosas personalidades del mundo de los negocios, la política y el espectáculo, con el objetivo de agasajar, nada menos, que al patriarca de uno de los clanes de la Argentina.

Qué fantástica esta fiesta. Aunque todos le atribuyeron el mérito de idear y organizar la fiesta a Nuria Quintela, la última pareja de Franco, lo cierto es que ella no tuvo nada que ver en el proceso. Fueron Mauricio, Mariano y Gianfranco, los tres hombres de la familia, quienes pensaron en que papá estaría muy contento con la sorpresa. Para eso le  delegaron al Grupo Mass, experto en este tipo de eventos, la organización y todos los detalles del festejo. El equipo de Wally Diamante estuvo atento a todos los pormenores y cuidadosos en no filtrar ningún tipo de información.   

Franco fue el primero en llegar, minutos antes de las 21, hora en la que estaba convocada la cita y se instaló en un salón para recibir a todos sus invitados. Una de las primeras en llegar fue Nuria, 47 años menor que Franco, con un exclusivo vestido que compró en el exterior. Sorpresivamente, bajaron de un auto, Sandra Macri y su marido Daniel Néstor Leonardo, uno de los encargados en haberle prestado las  pruebas suficientes al juez Oyarbide para que citara a declarar al jefe porteño por la causa de las escuchas ilegales. Pero esto pasa en las mejores familias. Sin embargo, cuando entró al salón, Daniel abrazó a su suegro y le deseó un “muy feliz cumpleaños”. Más tarde llegó Florencia, la rebelde de la familia y entró rápidamente pretendiendo huir de las cámaras. Entre los invitados se destacaron la presencia de Alan Faena, Pancho Dotto, Gustavo Yankelevich y las hermanas Della Giovampaola, Cristiano Rattazzi, Benito Fernández, Patricia Miccio, Valeria Mazza y Alejandro Gravier, Mariano Grondona, Daniel Scioli y Karina Rabolini, Eduardo Blaquier, Jorge Brucco, Carlos Ávila y Ernesto Gutiérrez, entre otros. Además de sus hermanos, sobrinos y nietos. Pero el premio al faltazo fue para sus ex, quienes brillaron por su ausencia: Alicia Blanco Villegas, Cristina Grieffer, Evangelina Bomparola y Flavia Palmiero.

Puertas adentro. La recepción duró hasta las 22.30 y contó con el catering de moda “Eat”. El menú contó con una propuesta muy variada: desde sushi, hasta diversidades de tapas, risottos y pulpo, y para beber, una vasta bodega que contó con 300 botellas Pommery y 15 botellas de Johnnie Walker Etiqueta Azul. Franco no escatimó con el presupuesto destinado a su fiestón: sin el alquiler del salón, que fue gentileza de la casa, gastó $175.000. Pero lo más llamativo y conmovedor de la noche, fue un video sorpresa que prepararon sus hijos y nietos. Pacata y reacia a mostrar sus sentimientos, Florencia, la menor, dejó a todos los invitados boquiabiertos, cuando disparó frente a las cámaras: “Me da mucha vergüenza esto, pero igual te quiero decir: papá, te quiero. Sos el mejor papá del mundo, aunque a veces te rete o me enoje. No trates de entenderme porque yo misma no me entiendo”. Y luego le tiró unos besos a través de la pantalla. El jefe de Gobierno porteño, que tiene una relación de amor y odio con su padre, fue menos expresivo: “Felices 80 y que cumplás otros 80, viejo”. La que realmente se llevó todos los premios fue Nuria. Como ella es su asistente personal y la encargada de mantener los estrechos vínculos con el mundo chino –con el que Franco hace sus principales negocios– decidió disfrazarse de geisha y sosteniendo una pequeña sombrilla, declaró consistente: “Agradezco mucho haberte encontrado en mi camino”. Y cuando fueron las 12 y el momento de soplar las velitas se hizo inminente, uno de sus nietos empujó al homenajeado y le llenó la cara de merengue, dulce de leche y chocolate. Corriendo, fue a la cocina y luego de limpiarse la cara se encargó de lavarse la camisa con sus propias manos. Los 80, a Franco, le sientan bien. 

Fotos: GMpress y jorgeamadogroup.
Periodista
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