La gamificación desde su componente más psicológico

El fenómeno de los videojuegos se ha convertido en una realidad sin límites. Muchos de los asiduos a este tipo de entretenimiento habrán pensado algunas de las siguientes preguntas: ¿cuántas veces hemos pasado horas frente a un videojuego esperando desbloquear el siguiente nivel? ¿Cuántas veces hemos soñado con descubrir otros mundos, otras plataformas, otras versiones? Se sabe que todo juego que se precie tiene la capacidad de fascinar a sus jugadores y mantenerlos ocupados durante mucho tiempo. Un producto de esta naturaleza bien desarrollado, de hecho, logra transmitir entusiasmo y satisfacción y convertir en necesidad volver a ponerse a los mandos.

Esto es una parte que conforma el milagro de la Gamificación, para el que existen las mismas reglas para el sector de los Juegos: un buen sistema gamificado, así como un buen videojuego, apunta a la mayor implicación posible de sus usuarios. Pero, ¿cómo sucede todo esto y cuáles son los mecanismos de gamificación? La respuesta está en nuestro cerebro, donde hay áreas que reaccionan con fuerza ante las solicitudes que estimulan la aparición de emociones y estados de ánimo.

La gamificación utiliza la motivación, y por eso utiliza algunos expedientes, como los desafíos caracterizados por un nivel de dificultad cada vez mayor, mediante el uso de premios o indicadores de progreso (medallas, puntos, rankings) que sirven para incitar al usuario a mejorar más y más. Ganar o recibir retroalimentación positiva, como suele ocurrir en categorías como lo juegos de mesa online, puede activar los circuitos de placer del cerebro, mediante el uso de elementos y mecánicas propias de títulos de esta naturaleza. Algunos de los mecanismos motivacionales, de hecho, pueden estar estrictamente conectados a algunos elementos capaces de desencadenar y mantener algunos comportamientos específicos. Además, también gracias a la tecnología, La gamificación también presenta elementos de diseño de juegos en empresas, escuelas, en el mundo de la formación y la facilitación, donde se ofrece una nueva perspectiva y se coloca al usuario en el centro de la experiencia, involucrándose personalmente.

Con todos estos datos, se puede concluir que los mecanismos de gamificación juegan un papel fundamental en nuestra existencia, pero somos humanos también porque la razón logra mitigar los instintos. Uno de los mayores desafíos, de hecho, es comprender mejor qué componentes del juego son esenciales para promover una habilidad en particular, esperando que en el futuro los juegos sean aún más capaces de recopilar datos sobre el usuario y al mismo tiempo construir la forma de ocio más adaptada a cada usuario. La gamificación se une a la racionalidad del ser humano para conformar un fenómeno no visto antes y que está cambiando el planeta.

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