Messi se va: una ruptura entre abogados y sin inocentes

El club catalán se muestra firme, pero a nadie le conviene que Leo no juegue. Se acerca al City, mientras se habla de millones en medio de una crisis económica mundial y Bayern Munich y Liverpool plantean un paradigma nuevo.

Lionel Messi se hartó del Barcelona. Pegó un portazo y anunció que se va del club de su infancia. No hay muchos que puedan pagar su salario y menos su polémica y exorbitante, esté vigente o no, claúsula de salida de 700 millones de euros. Hoy es una incógnita cuál será el destino de Messi. Su suerte se decide entre abogados. ¿Pero cuáles fueron las verdaderas razones para que un billonario y el mejor jugador del mundo quiera terminar de esta manera una relación profesional, que puede culminar en un embrollo jurídico sangriento, y que puede durar mucho tiempo en los tribunales españoles?

El enojo va mucho más allá del 8 a 2 del Bayern Múnich  y la brutal derrota. Comenzó cuando el coach neerlandés Ronald Koeman le marcó la cancha, mostrándole la autoridad a Leo. Pero la bronca de Messi no fue esa sino ver desde esa misma casa de vacaciones de los Pirineos, que en un minuto el mismo entrenador despedía sin miramientos a Luis Suárez, uruguayo, con el mate embebido como su ADN.

Lucho es su mejor amigo, su compinche, su confidente. Nadie sabe qué pasó en la casa, con la familia reunida. Cómo fue la reacción de Suárez, de su mujer, de sus chicos. Pero para los psicólogos, en la conducta de Messi, hubo un acto de solidaridad con un amigo. Una vendetta a un presidente al que fue detestando cada vez más, a medida que el Barcelona perdía su alma.

Mientras Koeman viajaba a Holanda  a visitar al cardiólogo el fin de semana -tuvo un infarto en mayo pasado y le colocaron dos stents-, Pep Guardiola  llegaba a Barcelona para encontrarse con Messi. Pero nadie los vio juntos. Habría regresado a Manchester este lunes, con cuarentena  incluida.

"Uno de los factores para tener en cuenta en esta decisión es la falta de comunicación con la Junta Directiva y la ausencia de un proyecto ganador, que le está causando una insatisfacción a Messi en el día a día" explicó la psicóloga deportiva Lorena Cos desde Barcelona.

Un futuro en manos de abogados

Todo ha cambiado en el Barsa al ritmo de la independencia de Cataluña, del fútbol táctico y veloz. Lionel Messi hizo algo inimaginable para un jugador de su categoría: ir a la huelga. Anunciarle al club por el ya famoso burofax que no iría a hacerse el test de Covid 19 ni asistiría al entrenamiento porque su contrato había terminado.

El genio de Messi, el futuro de sus piernas y sus goles, quedó en manos de los letrados. Los mismos que Barcelona echó porque asesoraban a ellos y a Messi simultáneamente. Fueron esos abogados lo que le dijeron que la cláusula de 700 millones de euros que invoca el Barcelona es inválida, según la prensa británica. Y si asistía a la sesión de hisopados del domingo o a la práctica del lunes, minaba su posición judicial, según los letrados.

Messi está decidido a forzar su ida al Manchester City y le planteó al club que la cláusula que le permitía declararse libre en junio en realidad se extendía hasta el 31 de agosto, por la postergación del final de temporada que causó el Covid-19. En la interpretación de ese contrato se juega el futuro de Messi y del club que lo contrate.

El Barcelona sostiene que Messi debe quedarse hasta el próximo verano, cuando su contrato expire, y en todo caso debería informarle al club su deseo de irse recién el 10 de junio del 2021.

Otro capítulo se agregó a este psicodrama: el sábado a la noche, reportes de la prensa en España  sostuvieron que la cláusula de los 700 millones expiró al final de la pasada temporada de todas maneras y por lo tanto no se puede aplicar. Pero La Liga, que debe ratificar o no la transferencia, apoyó al club. La reacción es obvia y transciende lo meramente legal. Nadie quiere quedarse sin su principal embajador.

Todos quieren un arreglo

Jorge Messi, que llegará el martes a Barcelona como padre y representante de su hijo, quiere convencer al club catalán de que acepte su deseo de partir y negocie con el Manchester City una transferencia de 100 millones de libras esterlinas (112 millones de euros).

"Despues de informes de que Messi pidió un encuentro con el club esta semana para reiterar su deseo de que se quiere ir, ambas partes están ansiosas de impedir un bloqueo que lleve a una potencial batalla legal en las cortes españolas. Si Messi no juega, ninguno gana en esta saga" alertó Jimmy Burns.

The Times de Londres sostuvo que "el City está cada vez más optimista de sus posibilidades de firmar con Messi, que gana 1 millón de libras esterlinas a la semana en el Barcelona".

Recordó además que el año pasado el presidente del Barcelona, Josep María Bartomeu, había hablado de una posible partida de Messi. "Es una decisión personal del jugador, si se quiere retirar o ir a jugar donde quiera. Es una claúsula que otros jugadores, como Andrés Iniesta, Xavi y Carles Puyol tenían, cuando extendimos sus contratos", dijo Bartomeu en un reportaje que parecía destinado al olvido.

El Barcelona ahora amenaza con llevar a juicio a Messi y al club que lo compre. Los únicos que pueden no asustarse frente a esa posibilidad son las billonarios cataríes del Manchester City, educados en Eton. Conocen las reglas de juego de la justicia británica.

"Un acuerdo de traspaso de 100, 200 millones de euros al Manchester City y con ese presupuesto va a alcanzar para comprar dos o tres buenos jugadores. Va a ser un proceso de reconstrucción de una o dos temporadas", aventuró Jimmy Burns. "También hay muy buenos jugadores jóvenes que están pasando por la cantera del Barcelona. El proyecto de Koeman es recuperar esa cantera con por lo menos 6 jugadores que pasen al primer equipo", dijo.

Clarín








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