Descontrol en el Delta: las fiestas a bordo son el nuevo peligro

 El sábado pasado, en pleno fin de semana de carnaval, al menos 150 lanchas y yates se reunieron en los diques del Sector 7 donde se realizan las fiestas a bordo 

Los isleños ya no salen a navegar los fines de semana. Tampoco lo hacen aquellos acostumbrados a recorrer el delta del Río Paraná , en Tigre, porque la diversión se transformó en peligro. "La gente baja su lancha o jet ski y traslada el vértigo de la Panamericana al agua", describe Juan Canedo, piloto de yate a motor y remero durante más de 20 años. Fiestas, alcohol, exceso de velocidad y poco respeto de las reglas y códigos del agua generan una sensación de peligro latente. La tragedia está ahí, a la espera de una maniobra imprudente 

En sus más de 1200 kilómetros de vías navegables el delta ofrece espacios para diversas actividades. Los deportes náuticos pueden practicarse en una zona del río San Antonio, lejos de las embarcaciones de gran tamaño fondeadas sobre el mismo curso en busca de tranquilidad. Los veleros encuentran su espacio en la desembocadura del río Luján hacia el Río de la Plata . Las fiestas sobre el agua se refugian en los sectores conocidos como 7 y 8, a pocos metros del canal Vinculación y el río Luján, en los diques delfrustrado emprendimiento inmobiliario de islas privadas Colony Park .

Al menos 150 embarcaciones estuvieron allí el sábado pasado, según pudo comprobarLA NACION, flujo que se repite todos los fines de semana que el sol y la temperatura lo permite. Son boliches flotantes y escenarios de excesos  que ponen en alerta a los operativos de seguridad y al resto de las lanchas y yates que circulan por la zona, sobre todo, a la hora del regreso cuando también quedan expuestos los más débiles de la cadena: los botes de remo y kayak .

El fallecimiento de Daniela Arnolfo, quien el 15 de febrero fue embestida por una lancha taxi  después de salir del club de remo L'Avirón, volvió a centrar la mirada sobre lo que ocurre en todo el delta donde en los últimos tres años se registraron otras cuatro muertes por choques de lanchas o excesos en fiestas . Los controles de la Prefectura Naval Argentina (PNA) son frecuentes, pero no suficientes para terminar con las malas prácticas de los navegantes.

"No hay control de Prefectura que valga", repite varias veces José Kopeiyka, conductor de una lancha taxi y residente en las islas. "Esto pasó de ser divertido a peligroso porque no se cumple el límite de velocidad, no se respeta a la gente en los muelles y tampoco los códigos entre las lanchas", detalla. No existe una regulación definida sobre los límites de velocidad, pero la PNA recomienda circular a una "velocidad mínima de gobierno" de entre 10 a 12 nudos, es decir, de 18 a 22 km/h. Por lo visto en el río, se cumple poco.

José calcula que los fines de semana entre 8000 y 12.000 lanchas y yates salen al agua. Según datos de la PNA en toda la jurisdicción Delta hay registradas 35.970 lanchas particulares, 137 lanchas de pasajeros, 32 lanchas taxis y 95 embarcaciones que funcionan como almacenes y paleros (las que transportan madera). Se suman 500 botes de remo.

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