Política

El plan de Lavagna para ganar la interna peronista

El ex ministro cree en las chances de una "tercera vía" equidistante del macrismo y el kirchnerismo. Aspira a que se "bajen" los precandidatos peronistas

Roberto Lavagna dejó en claro lo que todo el ámbito político venía sospechandodesde hace un año: que su eventual candidatura presidencial está condicionada aque se produzca un verdadero "operativo clamor" en el cual todos los pre-candidatosdel espacio peronista no kirchnerista renuncien explícitamente a postularse y vayana pedirle que lidere el regreso al poder.

No por casualidad, la reaparición pública del ex ministro se produjo luego delmenguado acto de Alternativa Federal en Mar del Plata, en el que, con muchasausencias de dirigentes, se sacaron la foto Sergio Massa, Miguel Ángel Pichetto y elcordobés Juan Schiaretti. Pegaron el faltazo cinco gobernadores, incluyendo a JuanManuel Urtubey, lo cual puso una nota de duda sobre el futuro de ese espacio, que secomprometió a disputar una interna.

En ese acto, flojo en concurrencia de dirigentes y de militantes, Massa tuvo elprotagonismo absoluto, con un discurso en el que empezó aclarando que hace nueveaños que no se habla con Cristina pero hizo un guiño para los adherentes del espaciokirchnerista Unidad Ciudadana.

El propio Lavagna, que prefirió quedarse en su casa de veraneo de Cariló y seguir elacto por TV, envió un video en el que habló sobre la necesidad de "un gobierno deunidad nacional".

"Hoy a la Argentina le hace falta eso: un gobierno de unidad nacional que no es deunanimidad pero sí es generar en un grupo muy amplio sustento político, identidadde ideales, de valores, equipos para enfrentar la situación que hoy vivimos, que escompleja", afirmó.

Lo cierto es que Lavagna, como todos, tiene encuestas en la mano y hace una lecturapolítica del momento. Según los sondeos más creíbles, Massa y Urtubey, sumados,hacen 9,5 puntos, muy lejos del binomio polarizador que forman el presidenteMauricio Macri y la ex mandataria Cristina Kirchner.

Esas encuestas marcan al propio Lavagna tercero en intención de voto con 13,1%. Ycuando se le presenta a la gente un "menú" de candidatos que no incluye a Cristina, entonces las posibilidades de Lavagna suben a 15,6%.

La apuesta a la "bajada" generalizada


En definitiva, lo que quedó en evidencia es que Lavagna sí quiere ser presidente,pero no quiere ser candidato en una interna. En otras palabras, confía en que con elcorrer de las semanas, y a medida que las encuestas confirmen que ningúnperonista de Alternativa Federal tiene entidad como para romper la polarización, lospre-candidatos empiecen a bajarse solos.

Él mismo mencionó el plazo de junio para la definición final sobre una postulación. Aunque, claro está, en el ámbito político se cree que la situación quedará clarificadamucho antes, acaso en abril. Lo cierto es que, a esta altura, nadie en el peronismo seanima a afirmar con total certidumbre que la elección interna con múltiplescandidatos se vaya a realizar.

Lo que Lavagna siempre ha sugerido entrelíneas, y ahora de manera cada vez másexplícita, es que espera un reconocimiento del resto del espacio político en elsentido de que él es la única persona capaz de liderar un movimiento que rompa lalógica binaria del macrismo y el kirchnerismo.

No habían pasado dos días del acto de Mar del Plata, cuando Lavagna, que veníaesquivando al periodismo, concedió una entrevista radial en la que marcó diferencias con Massa y afirmó tajantemente que no estaba dispuesto a dar pelea enuna interna. El mensaje implícito es que no sólo no le interesaba competir con eltigrense, sino que hasta creía que debía deponer sus aspiraciones presidenciales.

Lo cierto es que nadie se sorprendió por esa definición. A sus casi 77 años y con unavasta trayectoria como economista y funcionario, nadie se lo imagina trajinando elpaís en busca de votos, en disputa con pre-candidatos que cuentan con un aparato deintendentes y militantes, y que vienen preparándose desde hace años para buscar suoportunidad.

Para entender la postura de Lavagna hay que recordar que ya fue candidato en 2007,cuando se ubicó tercero con 16,9% de los votos. En aquella oportunidad, bajo el lema"Una Nación Avanzada", lo acompañó como candidato a vice el actual gobernador deJujuy, Gerardo Morales. Y una de las figuras principales de su campaña fue JavierGonzález Fraga, a quien ya había señalado como el eventual ministro de Economíaen caso de ganar.

Es decir, en aquel momento hubo dos figuras con origen político en la Unión CívicaRadical, con fuerte perfil opositor al kirchnerismo pero también equidistantes de lasopciones más ligadas a la visión "neoliberal" de la economía.

Y ese es el camino que el ex ministro quiere volver a recorrer. Está convencido deque en la Argentina hay espacio -acaso mayoritario- para un discurso neo-desarrollista, que se distancie tanto del intervencionismo kirchnerista como delactual plan "fondomonetarista" que gerencian los funcionarios macristas.

La "tercera vía" gana adeptos

Pero los porcentajes de intención de voto para los precandidatos peronistas no sonlos números a los que más importancia le asigna el ex ministro. Para él, la clave de lapróxima contienda es la encuesta en la cual se le pregunta a la gente si prefiere quecontinúe Cambiemos en el poder, que regrese el kirchnerismo o que gane unafuerza alternativa. Y ahí es donde el sueño presidencial se le aparece con mayorclaridad.

El sondeo de la consultora Sinopsis realizado en enero marca que la preferencia porla alternativa lidera claramente, con 33,4% de menciones, contra un 31,0% quequiere la continuidad de Macri y un 26% que extraña a Cristina. Y todavía con un8,7% de indecisos para seducir.

"Hay una enorme cantidad de argentinos que no quieren votar en los dos extremos; eso abre un camino, porque demuestra un nivel de frustración y desencanto muyfuertes en la población. Desde ese punto de vista, la demanda está", dijo Lavagna, como justificación para su postura.

Esa sensación de Lavagna, que hasta hace pocas semanas parecía reñida con laopinión mayoritaria sobre un escenario polarizado, empieza a ganar adeptos.

Por caso, una misión de inversores extranjeros que estuvo en los últimos días enBuenos Aires, más interesados en saber cómo está el panorama electoral que el planeconómico. Luego de entrevistarse con figuras del Gobierno y la oposición y deanalizar encuestas, se fueron convencidos de que una "tercera vía" alternativa almacrismo y al kirchnerismo es posible.

Estos inversores creen que las chances de un candidato como Lavagna crece en lamedida que los indicadores económicos sigan siendo negativos. Y su visión es que larecesión no mostrará signos rápidos de reversión.

Lo que viene ahora es la recta final para tratar de instalar la candidatura. En el planode la opinión pública, eso implica apelar al recuerdo de los buenos tiempos de altosniveles de consumo y a reverdecer la imagen de Lavagna como hombre que superó los peores momentos de la crisis de 2002.

Ese fue el tono con el que por primera vez se habló del tema, cuando el ex presidenteEduardo Duhalde propuso su candidatura.

"El próximo presidente yo ya sé quién va a ser: va a ser Roberto Lavagna, no tengoninguna duda. Necesitamos un hombre que supere las grietas, no es cualquiera quepuede ir, necesitamos experiencia", decía Duhalde el año pasado, cuando nadieparecía prestarle mucha atención.

El ex presidente tiene un vínculo especial con Lavagna: considera que su llegada algobierno fue lo que le permitió atravesar el peor momento económico y social delpaís. Tanto que siempre dijo que su nombramiento había sido el mejor consejo quele dio Raúl Alfonsín.

La propuesta de Duhalde recién se empezó a tomar en serio cuando una encuesta deD'Alessio Berensztein marcó una cifra impactante: Lavagna contaba con 55% deimagen positiva, lo cual lo convertía en el político argentino mejor visto por laciudadanía, superando a María Eugenia Vidal.

Pero eso no era todo: Lavagna no solamente logra el apoyo en sectores peronistasenfrentados entre sí -como el kirchnerismo y el Frente Renovador de Massa-, sinoque también capta adhesiones entre votantes de Macri que están desilusionados porel escenario de estancamiento económico.

Acaso lo más llamativo era que aunque pasó más de una década desde la últimaactuación protagónica de Lavagna -su candidatura presidencial en 2007- mantieneun alto nivel de conocimiento entre los más jóvenes.

"Tiene un alto grado de conocimiento en la ciudadanía, incluso entre los jóvenes, apesar del bajo perfil que mantiene desde hace tiempo", apuntaba entonces SergioBerensztein, el politólogo que puso números al fenómeno Lavagna.

"Es uno de esos casos en que la gente no recuerda tanto su figura sino que más bienasocia su nombre con una etapa histórica de crecimiento. Me hace acordar lo que lepasaba a Alende en los ?80, que 20 años después de haber sido gobernador seguíasiendo identificado como un buen gestor", agregaba.

En definitiva, este parece ser el momento del lanzamiento de Lavagna. Pero claro, queda la pregunta de si es demasiado tarde. A fin de cuentas, lo que el ex ministroquiere es que los demás se bajen, pero Massa parece lanzado en una carrera ya sinmarcha atrás.

Sin embargo, en el universo peronista nunca se puede descartar nada. La únicalealtad en ese espacio es con el poder. Y, como todos saben, si alguien aparece comoganador seguro, los demás se encolumnan sin importar los discursos previos.

Las próximas semanas prometen ser vertiginosas en esas definiciones decandidaturas. Al calor de las encuestas, el peronismo definirá si le conviene unainterna como múltiples pre-candidatos o, como quiere Lavagna, jugar sus fichas a un"operativo clamor".

Más de Política