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Disfrazados de policías, le dijeron que buscaban ladrones para robarle

El hecho ocurrió en Gonnet. La víctima les abrió la puerta de su casa y los delincuentes redujeron a su esposa y una amiga para llevarse $3 mil.
Miércoles, 09 de febrero de 2011 a las 08:24
Dos sujetos vestidos con uniformes de policías asaltaron a un constructor, su esposa y una amiga en una finca de Gonnet, informaron fuentes policiales.

Este episodio de inseguridad ocurrió en 494 entre 17 y 18, alrededor de las 22.30, y el propietario del chalet, Osvaldo Sisti, de 61 años, le contó detalles del robo. “Saqué a pasear al perro (un pitbull) y siempre se queda afuera unos minutos. Así que entré, pero dejé la puerta de la reja abierta”, recordó la víctima.

Instantes después de ingresar a la casa, Sisti escuchó que alguien golpeó a la puerta. “¿Quién es?, pregunté. Somos policías, me contestaron. Miré por la ventana y efectivamente eran uniformados”, relató Osvaldo.

Sisti no dudó la veracidad de lo que decían, pero antes de abrir quiso saber qué pasaba. “Estamos haciendo un procedimiento en la calle 493 bis y necesitamos revisar el patio de su casa”, le explicó uno de los presuntos policías.

El constructor, iluso, destrabó la cerradura, y los sujetos irrumpieron a los empujones y lo encañonaron. “Quedate tranquilo. No somos rateros. Vinimos a buscar plata y nos vamos”, le indicó uno de los delincuentes al dueño de la finca.

Adentro, la esposa de Sisti, de 55 años, y su amiga de 53 fueron reducidas.

Los intrusos le pidieron a Osvaldo plata y el hombre fue a buscar lo que tenía. “Pensé que les daba unos ahorros y con eso se iban, pero me fallaron. Resultaron unos rateros”, afirmó el damnificado.

Los ladrones se alzaron con unos 3 mil pesos, y, lejos de conformarse, encerraron en el baño a las tres víctimas.

Mientras un malviviente cuidó que Sisti y las dos mujeres no salgan del sanitario, el otro se encargó de revolver todo y engordó el botín: consiguió una notebook, relojes, algunas joyas, celulares y hasta el cargador de la afeitadora.

Para evitar sorpresas, los cacos cortaron los cables del teléfono fijo.
Osvaldo, nervioso, les pidió a los sujetos, en forma insistente, que se vayan. “El que se quedó con nosotros me pedía que me tranquilice y le dije: ¿Cómo querés que me calme si tengo dos tipos dentro de mi casa?”.

Sisti resaltó que los ladrones nunca perdieron la calma y que tanto a él como a su esposa y a la amiga los trataron muy bien.

“Uno de los tipos se tentó de la risa. Es que mi esposa, encerrada en el baño, empezó a rezar para que no pasara ninguna tragedia y yo la recriminé. ¿Por qué no rezaste antes, así estos chorros no me engañaban?, le grité”, comentó, ya más relajado, el constructor.

Los delincuentes tenían unos 35 años y, una vez dentro de la casa, con una buena iluminación, Osvaldo se dio cuenta de que el uniforme no era completo. “Estaban con zapatillas”, aclaró.

Para evitar que los siguieran, los intrusos le pidieron las llaves de la camioneta Toyota Hilux de Sisti y salieron a la calle. Poco después, las víctimas escucharon que un auto se alejaba.

“Para mí andaban en un Peugeot 504 o un Gol. Digo por el sonido del motor. Era naftero”, detalló el dueño de la finca.

9 de febrero de 2011
Fuente: Diario Hoy
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