Los macabros detalles del caso de la periodista abusadora Estefanía Heit

Conducía el informativo de Coronel Suárez y está detenida por abusar y secuestrar a una mujer. Los vínculos con sectas de su misterioso marido y sus últimos momentos antes de caer presa: “Se la pasó leyendo la Biblia”, dijeron a 24CON.

 

A la periodista Estefanía Heit no le tocó narrar la noticia más macabra del año que ocurrió en Coronel Suárez. Por única vez no estaba frente a las cámaras. Precisamente, porque ella era la protagonista: fue detenida esta madrugada acusada de haber secuestrado a una mujer por al menos tres meses y haber abusado de ella. Jesús Olivera, su marido que aún continúa prófugo, la violó mientras misma lo filmaba con su teléfono celular.

Estefanía conducía el informativo de Canal 4, de Cablevisión, desde hacía cinco años en esa ciudad. Es más, como si nada hubiese pasado también lo hizo el mismo día que su víctima logró escaparse de su propia vivienda, ubicada en la calle Gran Bourg 1823, donde la mantenían cautiva, atada y desnutrida.
 
La víctima que denunció al matrimonio es una mujer de 33 años, oriunda de la localidad rionegrina de Choele Choel. De origen humilde, desembarcó en Coronel Suárez para trabajar como empleada doméstica en una casa de una familia alemana.

Según supo 24CON, hay versiones que indican que conocía a Jesús Olivera desde hacía tiempo. Poco se sabe cómo ingresó por primera vez a la vivienda de Heit, pero en la ciudad se dice que ambos la habrían convencido de darle trabajo y a la vez tiempo necesario para que pueda estudiar, que era lo que ella quería.

Lo cierto es que nunca se imaginó el calvario que viviría, con torturas, terror y encierro. Al momento que realizó la denuncia en la comisaría presentaba "un cuadro muy avanzado de desnutrición y deshidratación", a causa de la "magra alimentación" a la que fue sometida por lo que "ha perdido más de 30 kilos de peso", según declaró ante la policía. Más macabro aún es el dato de que la habrían alimentado con comida para perros.


Secta, sinismo y aislamiento

El horror sacude al pueblo del sudoeste provincial. “La noticia cayó con mucha sorpresa”, contó a 24CON Hugo Dukart, de Radio Coronel Suárez. Sin embargo, Estefanía desde hacía tiempo que daba señales.

“Desde que lo conoció a Olivera y se casó con él, comenzó a alejarse de sus allegados. Esto ocurrió desde hace más o menos dos años. De él se sabe muy poco. Ella decía que era de Rosario, y a los compañeros de trabajo en el canal les contaba que vendía placas de yeso en las ciudades de acá alrededor, es decir, que se dedicaba a la construcción”, explicó.

Otro dato curioso es que ella lo enaltecía a niveles exagerados. “Mi marido es un Dios”, solía decir Estefanía. Además, no aparecían mucho públicamente ni en eventos sociales. “Él nunca iba a las fiestas, se mantenía en reserva”.

A todo esto, los investigadores suponen lo que habría motivado el secuestro y abuso de la mujer, fue alguna especie de pacto con una secta a la que ambos pertenecían. Por su parte, el secretario de Gobierno y Seguridad de la Municipalidad local, Gustavo Di Battista, advirtió que si bien está bajo investigación, el vínculo entre Olivera y la víctima tendría relación tanto con "una secta" como con una transacción comercial que habrían realizado vinculada con la vivienda que la mujer tenía en Río Negro

La máscara y el escape

Cubierta detrás de la pantalla del periodismo, el matrimonio además presidía la ONG Vision 21, una fundación que trataba temas sociales y ayudaba a los más carenciados. Tal es así que meses atrás la misma Estefanía entrevistó en un programa radial que conducía los sábados, a quien días después se convertiría en su propia víctima.

Las versiones indican que por ese momento la mujer no había sido abusada, y que la relación entre ambas por el momento era normal. En esa oportunidad, la joven de Choele Choel habló de su martirio de joven, cuando fue violada.

Con esa misma frialdad la conductora televisiva habría recibido a los primeros policías que allanaron su vivienda. Como si los estuviera esperando. Horas antes, su marido Jesús Olivera la había ido a buscar al canal para que lo lleve en su auto a la localidad de Pigüé. Desde ese punto se dio a la fuga.  

Una vez detenida en la comisaría local, Estafanía “se la pasó leyendo la Biblia”. Luego fue trasladada a los tribunales de Bahía Blanca, donde se negó a declarar delante del fiscal.

Una historia digna de una película de terror, que recién empieza a desentramarse.

 

13 de noviembre de 2012

 

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