Entrevista 24CON

La Britney de Banfield no se arrepiente de sus fotos hot

Desmiente todas las declaraciones que le atribuyeron y le pega a Estevanez. "Tengo en mi haber a un famoso actor rubio", confesó a 24CON.

Ese día, dice, no se lo olvida más. Fue el 20 de noviembre del año pasado, cuando Silvina Della Fontana conoció personalmente a Britney Spears, antes de su show en el Estadio Único de La Plata. Ella ya tenía su entrada pero, por un contacto con la empresa organizadora, consiguió las pulseritas de “All Access” tres días antes. Así, pudo cumplir el sueño de estar cara a cara con su ídola, con la que guarda un parecido que le valió el apodo de “la Britney del Conurbano”.

“Entré sola a verla y hablamos un poco. No lo podía creer. Felicia, su asistente, me abrazó y me dijo que le hacía acordar a Britney cuando era chica”, recuerda la aspirante a actriz de 23 años, que vive sola en el centro de Banfield, trabaja en una embajada de Puerto Madero y no tiene novio. Su amor por el arte dramático la llevó a plasmar las máscaras de la tragedia y la comedia en uno de sus dedos, el octavo tatuaje de su “colección”. Ahora, además, se oscureció el pelo para diferenciarse un poco de la princesa del pop, aunque promete volver al rubio porque “con este color, parezco Morticia Adams”, asegura. 


De perfil bajo y cero aires de divismo, Silvina reniega de todas las declaraciones que le atribuyeron en otras entrevistas y las adjudica a “una especie de representante que tenía, que era medio trucho e inventaba notas a nombre mío y de las personas a las que quería arruinarles la carrera. Entonces salía a hablar mal y a agredir gente”, explica.

Entre otras cosas, se había publicado que ella era “casi vegetariana” (?) y bisexual, que quería ser vedette, y la citaron falsamente criticando a Graciela Alfano y al economista Martín Lousteau. “Yo no dije nada de eso, no sé de dónde lo sacaron. Detesto ese ambiente y el estilo mediático de buscar prensa. Una vez le di una entrevista telefónica a la revista Pronto y sacaron de contexto un montón de cosas. Me hacían ver como una persona soberbia y asquerosa”, se queja.

¿Tampoco es cierto que te matás haciendo ejercicio?

Para nada, lo que más duré haciendo dieta fueron tres días, y estaba histérica, me ponía agresiva. Me gusta el deporte, pero soy vaga (se ríe). Capaz me entusiasmo con alguna actividad, pero tampoco duro, a lo sumo aguanto cuatro o cinco meses. Me aburro, no soy constante, me cuesta horrores. Odio el gimnasio. Además, me compré el aparato de electrodos y lo tengo archivado en el placard. 

¿Entonces te arrepentís de las fotos sexies que te sacaste de más chica?

No me arrepiento, porque yo cambio todo el tiempo. Puedo hacer diversas cosas y no me afecta. Tampoco fueron fotos muy jugadas. Me gustaron y ya está. Las tengo para mostrárselas a mis nietos cuando sea vieja. Me lo tomo con humor, tengo mucho perfil bajo. Si me das a elegir entre salir a bailar o quedarme en casa viendo una película y leyendo, voy a elegir el libro.

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¿Las fans de Britney te confundieron con ella en el show?

¡Mientras esperaba para verla se armó un quilombo! Porque yo estaba lookeada como ella en un video. Estaba delante de las vallas y tenía al novio de Britney y a sus guardaespaldas ahí nomás, entonces  la confusión era peor. Me tuvieron que venir a buscar los de seguridad y me hicieron quedar encerrada en una habitación, con un custodio en la puerta. Tenían miedo de que me hicieran algo. Muchos fans se sacaron fotos conmigo, fue genial. Después, al salir del show, paré en una estación de servicio a comprar algo de tomar, y me estaban esperando unas chicas. Yo estaba con las sandalias desabrochadas, el pelo hecho un desastre, y me sacaron la foto delante de las heladeras (se ríe). Fue muy bizarro. 

¿Cuándo te diste cuenta de tu parecido?

Lo descubrió mi hermano mayor en el ’99, cuando Britney sacó sus primeros videoclips. Yo lo quería asesinar, no me gustaba que me dijeran que me parecía a alguien. “Yo soy yo”, decía. Y me ponía histérica, al extremo de que mi prima tenía el CD “Oops! I did it again” y se lo rompí, con las hojitas y todo (se ríe). Le tenía bronca en serio, no era joda. Después me acostumbré, empecé a escuchar las canciones, las traduje y me empezó a gustar.

 

¿Y ahí nomás empezaste a explotar esto para tu carrera?

Nunca lo exploté a propósito. Me llamaban para trabajar y yo decía “bueno, dale”. Nunca fue planeado. Hice entrevistas y fotos, pero nunca shows. Tuve propuestas y las rechacé, porque no me gusta hacer coreografías y no soy imitadora. Si acepto eso, después me encasillan como imitadora y de ahí no salgo más. A mí me interesa ser actriz, por eso me oscurecí el pelo. Mi orden de preferencias sería cine, tele y teatro.

Estuviste en la película “El último Elvis”…

Sí, como doble de Britiney (se ríe). Sin comentarios. Son dos escenas de dos segundos y se editó mucho. Había otra doble, pero la única que salí en el film fui yo, porque vieron que era más parecida. En “Quitapenas”, una comedia musical que prepara Telefé, también grabé unas escenas de un capítulo, pero no como Britney. No sé si saldrá al aire.

¿Siempre quisiste seguir por el lado de la actuación?

Empecé a modelar cuando era chiquita, a los 4 o 5 años. Mi mamá me llevaba a las agencias y yo desfilaba ropa de chicos. Me acuerdo que, en mi primera experiencia con la cámara, me agarró un ataque de pánico. Me enrosqué en una cortina gritando que sacaran las cámaras y no quería salir. Después, seguí con patín y danza árabe, y en los actos escolares siempre era la “Figuretti”. Pero cuando mi mamá se enfermó (falleció cuando ella tenía 13 años) dejé todo hasta los 18, que ya podía manejarme sola. Ahí volví a desfilar y estudié actuación en el San Martín, con un profesor de Cris Morena, otro del Teatro Colón, ahora con Lito Cruz y próximamente con Norman Briski.

¿Lo de tu mamá te afectó en tu carrera?

No, sólo me insensibilizó, me transformó en una persona fría. Alguien normal, si le dicen de todo, tiende a reaccionar y enojarse. Yo me hice una barrera y lo negativo no me llega. Además, como lo viví de chica, me hizo independiente, y eso me ayuda un montón.  

 

¿Entrarías a “Bailando por un Sueño” si te lo propusieran?

Ni por casualidad. No me gusta el programa ni la gente que va. Me parece vulgar y poco profesional. Van a un concurso de baile y exponen cosas personales, ¿a quién le importa? Vende mucho, ¿pero la dignidad? Bien, gracias.

¿A qué actrices te gustaría parecerte?

Sarah Jessica Parker y Catherine Heigl me encantan. De acá no tengo preferidas.

¿Y con qué galanes te gustaría trabajar?

Lindos y buenos actores me parecen Gonzalo Heredia y Marco Antonio Caponi, de “Graduados”. El resto son troncos que están ahí por ser carilindos. Y otro porque es el hijo de alguien (se ríe). Este servilletero (levanta uno) tiene más expresividad que él. Es portación de apellido.

¿Teléfono para Sebastián Estevanez?

Yo estuve en la película danesa “Superclásico”, que él protagonizó, y me daban ganas de matarlo. En la escena, tenía que dar un discurso y puso el libreto sobre la mesa. Se hacía el boludo, miraba para abajo y lo iba leyendo. Ahí decís “¿por qué no tengo un apellido de peso?”. Al menos sirve de mal ejemplo.

En este tiempo que pasaste en el ambiente, ¿algún famoso te tiró los galgos?

(Se ríe) Tengo en mi pasado a un actor y modelo muy lindo. Es rubio de ojos verdes. Lo vi un par de veces, hace cuatro años. Después, bueno... el hijo de un periodista muy conocido. Punto final, a otro tema (se ríe). Ah, tengo un amor platónico con el Chino Darín, el hijo de Ricardo. ¡Qué hermoso que es! Me gusta cuando un actor se anima a hacer roles diferentes, y hasta a afearse, como él hizo en “Los Únicos”. No lo conozco, pero a veces hablamos por Facebook.


¿Y recibiste propuestas indecentes?

Las propuestas desubicadas son moneda corriente en el ambiente. Me había abierto un Facebook laboral y lo tuve que abandonar, porque me llovían mensajes. Capaz a alguno lo mandaba al Congo cuando ya era demasiado, pero en general no contestaba. No me voy a poner a hablar con babosos que me quieren levantar.

¿Conocés chicas que sí hayan aceptado hacer esas cosas?

Eso es más común en las presencias y desfiles en boliches. Nunca me enteré de ningún caso puntual, pero te das cuenta por las cosas que hablan con los productores. Mucho abrazo, mucho toqueteo y confianza. ¡Y justo esa tiene más trabajo que las demás! Mmm… Ahí hay gato encerrado (se ríe).

¿Entonces no querés seguir tu faceta de modelo?

No me gusta, hice muy poco. Desfiles en boliches hice dos veces y, en una, me tocaron la cola mientras estaba en la pasarela. Ahí dije“definitivamente, esto no es lo mío”. Además, en las agencias chicas de modelos, son todos chantas. Te piden ser anoréxica. ¡Bajá vos de peso! Yo tengo un cuerpo normal. Si me querés ver desnutrida en las fotos, usá Photoshop.

 

¡Estás igual! Las fotos de Silvina como un calco de Britney: 

 

 

 

 

 

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