Cada vez más nudistas llegan a Mar del Plata
Un ambiente agreste. Dunas, acantilados que recubren una playa y, de pronto, veraneantes que eligen pasar el día de sol y mar como Dios los trajo al mundo. Sin ropa ni pudor. Sin temores ni tabúes. Con espíritu liberado y una filosofía diferente a la del turista típico. Se llama La Escondida y así lo está a los ojos de los visitantes comunes: en sus arenas se refugian aquellos que prefieren disfrutar del verano sin tapujos.
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