La culpa es del arquero

En los viejos tiempos, cuando la figura del director técnico no tenía tanta relevancia (o al menos no le era otorgada), siempre que un conjunto no respondía como se esperaba la responsabilidad recaía sobre los hombros de guardavalla.

 

Maradona, entre Romero y Carrizo para la partida de Andújar.

En la era del fútbol moderno, el entrenador comenzó a tener cada vez más protagonismo y, por estos días, acapara la misma responsabilidad (o incluso más) que los propios jugadores, tanto en la victoria como en el fracaso. Algún día, llegaremos a un justo término medio.

Al Campeón de América le duró poco la alegría.

Por esta excepcional carga que tienen los entrenadores en la actualidad, cuando un conjunto no consigue los resultados esperados, la "cabeza" del DT siempre está a punto de "rodar".

Pero, ¿Qué pasa cuando la imagen del director técnico es demasiado imponente como para "apuntar los cañones" hacia ella? ¿O cuando el técnico acaba de tomar el cargo? En esos casos, ¿A quién se culpa? Porque, demás está decirlo, a alguien hay que responsabilizar. Tiene que haber un "chivo expiatorio".

Bien, para estas circunstancias está de moda que los propios entrenadores, ante los malos resultados, vuelvan a invocar al eterno culpable: El arquero. Repasemos algunos ejemplos:

Néstor Pipo Gorosito aún no "encuentra el equipo" y su "cabeza" es demasiado joven para "rodar". Entonces, hay que cambiar al arquero. Aunque no se terminó de concretar el cambio "Navarro por Vega", apenas jugadas dos fechas las dudas del Pipo se transmiten al Uno y, ante un mínimo error de éste, Navarro será titular. Esto, después de una pretemporada en la cual fue muy difícil para el DT darle la titularidad a Vega. Esto sin mencionar que en el Once Millonario, el puesto de arquero tiene variantes desde hace seis meses, siempre ante resultados negativo que poco tienen que ver con las actuaciones de los goleros.

Vega, cuando parece que se afirma, sufre un nuevo temblor

En el caso de la Selección Nacional, la imagen de Maradona es tan grande que no se lo puede criticar demasiado, aún después de resultados catastróficos que hubieran despedido a cualquier otro entrenador. Sin embargo ante las primeras críticas (los periodistas cada vez le pierden más miedo), el Diego cambia de Uno.

Primero "bancó a muerte" a Carrizo, hasta el 1-6 con Bolivia (quienes vimos el partido sabemos que de no ser por el ex River, la cifra en contra podía haber sido aún mayor). Entonces, llegó el turno de Andújar, a quien el Arco Albi-celeste le duró muy poco: 1-3 con Brasil (Cero responsabilidad de Mariano en los goles) y bienvenido sea Romero, portero ex Racing que milita en Az-Alkmaar, de Holanda.

Eso sí, a Bossio lo despidieron con aplausos de Lanús.

Pero no son los únicos. En Lanús, pese a los buenos resultados que cocechó en los últimos torneos, ante cada derrota todos miraban a Bossio. Finalmente Chiquito se fue ante la presencia de Caranta, a quien "borraron" de Boca después de una caída (aunque esa desición tal vez tenga otras explicaciones). Si de Boca se habla, hay que recordar el "incendio" que sufrió el juvenil García, quien en tres meses pasó de ser suplente en la reserva a la titularidad en dos finales. El Xeneize no salió campeón y García jamás volvió a jugar. Ahora, también se discute al otrora ídolo el Pato Abbondanzieri.

En San Lorenzo aborrecieron a Orión después de la eliminación en la Copa, poco después de haberse recibido de ídolo. En tanto en Independiente, nadie dudaba de Assmann, pero luego del terrible Clausura del Rojo el rubio fue reemplazado por Hilario Navarro (en una decisión que también puede contar con otros atenuantes).

En fin, en el fútbol argentino si no se puede culpar al DT, todos apuntan a los arqueros. Incluso los propios entrenadores. ¡Que siga el baile!