"Los medios no son el único espacio para hacer política"

Por Guadalupe Fernández
En un artículo publicado en el diario Página 12, Washington Uranga, periodista y comunicador social, habla de la relación entre los medios y la política: la modificación del espacio público ante las reglas de los intereses mediáticos.

Como disparador del artículo, el autor define el espacio publico como “un ámbito de intercambios permanentes entre actores sociales, entendidos éstos como grupos que se conforman sobre la base de intereses, propósitos o necesidades comunes. En esta categoría de actores sociales entran desde los partidos políticos hasta los sindicatos, las corporaciones, los agrupamientos empresarios o los llamados movimientos sociales.”
Estas categorías están  en permanente disputa dentro del espacio público, pretenden imponer sus puntos de vista a fin de lograr la adhesión de los interlocutores-ciudadanos.
Uranga sintetiza: “La mayor victoria es que mis criterios sean asumidos por otros como propios.”

En referencia a los partidos políticos y el rol que juegan dentro de la sociedad, el autor asegura que están sumergidos en una crisis que los ha deslegitimado “no solo como interlocutores, sino que ha vaciado a la organización partidaria”. Los partidos políticos han dejado de funcionar como un lugar de comunicación, de construcción y de diálogo. Ante la falta de ideas y alternativas, los políticos se han lanzado en manos de los grandes medios porque creen que estos son la mejor forma (quizá la única) de llegar a los ciudadanos y generar adhesiones.

Sin embargo, agraciados por el poder que les otorga la política, los medios que se autoproclaman independientes toman el control sobre la agenda temática en función de sus intereses. Al respecto, Uranga aclara: “En esta línea se construye una falacia de la diversidad: se abre el micrófono o se ofrece la cámara a distintos voceros de un arco ideológico dispar (desde la derecha hasta la izquierda) siempre y cuando antes se haya garantizado que todos ellos se pronunciarán en contra del adversario escogido, que puede ser un día el gobierno, otro día “los piqueteros” y al siguiente “la falta de seguridad jurídica”.

Hacia el final del artículo, el autor enfatizó en la idea principal: los partidos políticos no deben depender de los medios. “Es verdad que vivimos en una sociedad mediatizada. Es cierto que la política pasa por los medios. No es verdad que la única forma de hacer política en la actualidad es a través de los medios. Y es muy riesgoso para la democracia y para la vigencia integral de los derechos que la política se subordine a los intereses y a las ambiciones de los grupos multimediales. No es inevitable. Los medios pueden ayudar a la participación y la democracia, pero no son, de ninguna manera, el declamado espacio de la diversidad, de la libertad y de la independencia”

Página 12, Miércoles, 20 de enero de 2010
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