Los cuidados físicos de Lio para llegar en paz a Rusia

Nada de diagnósticos tremendistas. Claro que no se perderá el Mundial, pero el escenario no debe empeorar. De Lionel Messi y sus molestias en el aductor e isquiotibiales derecho se trata. El tema merece atención, y el capitán del seleccionado no le quita la mirada. En la reunión con el entrenador Jorge Sampaoli le explicó cómo se encuentra, le comentó que desembarcará bien en la Copa en Rusia y le explicó las tareas físicas de precaución que está realizando en el club catalán. También le confió que desea coronarse cuanto antes con Barcelona, en la Liga española, para poder zambullirse después, exclusivamente, en su obsesión teñida de celeste y blanco.

Evitar contratiempos demanda atención. Dedicarle tiempo, tomar recaudos. Y Messi está siguiendo ese guión con obediencia. ¿Qué significa ocuparse del tema? En los partidos, no extender los sprints ni hacer bruscos cambios de ritmo o dirección. En la teoría (luego el juego es incontrolable, desde ya), tiene la recomendación es correr principalmente en línea recta, administrar los zigzagueos. Y no exigirse innecesariamente. El mejor ejemplo fue la final de la Copa del Rey, el sábado pasado: después del 4-0 parcial de Barcelona sobre Sevilla, tras asistir a Andrés Iniesta, desde ese minuto 52 jugó en 'piloto automático'. El partido estaba sentenciado en el Wanda Metropolitano y Messi se desconectó.

Al delantero rosarino lo ilusiona coronarse anticipadamente con Barcelona en la Liga para poder cerrar una temporada que lo encuentra con 40 goles en 50 partidos, hasta hoy. Por novena estación consecutiva, desde 2009/10, que al menos alcanza la barrera de los 40 tantos. Le quedan cinco episodios: el próximo domingo, vs. Deportivo La Coruña; el 6 de mayo, vs. Real Madrid; el 9, vs. Villarreal; el 13, vs. Levante, y el 20, vs. Real Sociedad, en el Camp Nou, la despedida. La consagración puede ocurrir en apenas unos días, en la visita a La Coruña, en Riazor, porque solo con empatar ante el conjunto gallego le alcanzará. Incluso, antes de jugar también, según los resultados que previamente obtengan Atlético de Madrid y Real Madrid en sus partidos con Alavés y Leganés, respectivamente. 

Seguramente Messi no participará en los 450 minutos que restan de la Liga española. Consensuará con el entrenador Ernesto Valverde para ocupar un lugar en el banco de suplentes en alguna ocasión y rotará en otras. La Coruña, por la probable conquista del título, y el clásico, aparecen subrayados. Competitivo, voraz, son encuentros que no se querrá perder. Los otros tres juegos los podrá ir dosificando según necesidades y sensaciones. 

Esta temporada ya ha jugado más -50 cotejos y 4175 minutos- que en aquella que desembocó en Brasil, la 2013/14, cuando completó 46 partidos y 3742 minutos. Es similar a la 2009/10 que precedió a la Copa de Sudáfrica (53 encuentros y 4404 minutos) y muy atrás queda la antesala de Alemania 2006 porque ese Messi de 19 años cumplidos en plena competencia, todavía no había trepado al Olimpo. En la 2005/06 acumuló 25 juegos y 1414 minutos.

Pero vigilar la situación no se limita a la competencia. Los días sin partidos resultan clave. Y el trabajo kinésico, vital. Messi pasa varias horas con los preparadores físicos y los kinesiólogos de Barcelona. Con ellos, fortalece y elastiza los grupos musculares debilitados. Y en los entrenamientos hay mucho control de la carga externa (precisamente para evitar la sobrecarga muscular en la zona afectada). De una contractura a una lesión muscular puede haber un paso si se tropieza con un sobresfuerzo. El cóctel se completa con el ciclo de elongaciones, bien puntualizadas antes de los encuentros y bien prolongadas, luego. Fuentes del cuerpo médico de la selección argentina le confiaron a LA NACION que coinciden con esta modalidad de trabajo y siguen bien de cerca los cuidados del capitán.

Los dolores en la región son intermitentes, se van y regresan hace varias semanas. El mismo Messi lo confesó el 23 de marzo, después de perderse el amistodo con Italia: "Vengo con molestias desde hace tiempo en el isquio-aductor". Días más tarde, tampoco pudo enfrentar a España. ¿A qué se deben estas dolencias? Los profesionales explican que responden a disbalances que se generan por la acumulación de partidos y la fatiga crónica que se va generando. No es nuevo para Messi. En otros cierres de temporada también le ha ocurrido, pero en este caso, la diferencia es que luego no vendrán las distendidas vacaciones, sino el desafío deportivo que lo fascina y más estremece: Rusia 2018.

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