El "milagro" de unir al rey Felipe, a Mariano Rajoy y al presidente catalán

El clima de división que reina en la región por la iniciativa secesionista catalana quedó desdibujada ante el ataque terrorista.

 Después de los dos atentados de ayer del terrorismo yihadista en la Ramblas de Barcelona y en la ciudad turística de Cambril, que han causado 14 muertos y mas de 110 heridos, en Cataluña una multitud ha cerrado filas con el grito de "No tenemos miedo". Un acto emotivo, colmado de lágrimas y abrazos, tuvo lugar hoy al medio día en la Plaza de España con el mejor homenaje a las víctimas: la unidad férrea frente a la violencia indiscriminada.

La multitud se paseó por las Ramblas colmadas de gente después de la tragedia. Espontáneamente se formaron altares laicos con flores, juguetes y toda clase de mensaje.

 El Rey de España llegó al lugar, colmado por 100.000 persona que colmaron la plaza y se extendieron por las calles adyacentes, acompañado por el presidente del gobierno, Mariano Rajoy, y sus principales ministros. En una Cataluña crispada por una profundo quiebre a causa del enfrentamiento entre los secesionistas y el estado, donde parecía que el diálogo y la convivencia eran una misión imposible, no hubo una sola expresión de rechazo y muchos aplausos. 

 Los principales dirigentes de fuerzas políticas como el PSOE, Ciudadanos, Podemos y otros, llegaron desde Madrid y rodearon al Rey, Rajoy y las autoridades catalans. También estaban presentes los miembros del gobierno (Generalitat) y del parlamento local. El momento del minuto de silencio se prolongó y después todos irrumpieron en un largo aplauso. Las principales personalidades, protagonizaron un milagro: se pusieron a hablar, a intercambiar gentilezas, a condolerse juntos por la tragedia peor que ha vivido Cataluña y ha sacudido profundamente a Barcelona.

 El grito de "No tengo miedo" se fue extendiendo y pronto se coreó por la ciudad tan golpeada por la desgracia. Es una reacción apropiada y un mensaje claro a los militantes del terror. Pero el estado de conmoción es siempre visible en los ciudadanos. Como sucedió con los terribles atentados en Madrid, los peores en Europa, las heridas son muy difíciles de cerrar.

Mientras tanto, la lista de víctimas golpeaba desde los informes hospitalarios. El titular de la Generalitat, Carles Puigdmont informó que de los 15 heridos en estado muy grave, ocho luchan entre la vida y la muerte.

Las horas de pesadilla que descalabraron a la maravillosa Barcelona duraron hasta muy tarde por las grandes medidas de seguridad que adoptaron las autoridades cuyas preocupaciones aumentaron mucho con el ataque nocturno al balneario de Cambril (Tarragona) donde asesinaros a cuchilladas a una mujer, hirieron a otras personas y atropellaron a miembros de la policía catalana con el coche robado en donde viajaban cinco terroristas, todos los cuales fueron abatidos.

Después de medianoche una amplia zona vecina a las Ramblas quedo sellada a cal y canto. Centenares de vecinos tuvieron que esperar custodiados por la policía, que conocía de los nuevos ataques y esperaba lo peor. Los acompañaban turistas españoles y, sobre todo extranjeros que no podían acceder a sus albergues y hoteles.

Mientras tanto, millares de automóviles estaban paralizados por gigantescos atascos al aplicarse el cierre de los accesos por actos terroristas. De inmediato comenzaron a llegar taxis y vecinos que transportaban agua y alimentos de emergencia para ayudar a las familias atrapadas en las rutas.

Un silencio imponente, que también imperó durante la jornada de hoy, se impuso en una ciudad alegre y bullanguera en este mes de agosto cuando proliferan las fiestas y actividades lúdicas vinculadas al turismo.

Conmovedoras muestras de solidaridad se sucedían como acoger en comercios y casas particulares a quienes huían del atentado en las Ramblas y se refugiaban en cualquier lugar que les ofreciera amparo.

Una taxista regordeta y dominada por las emociones de la jornada aciaga de la matanza terrorista, declaró: "Con los compañeros ofrecemos viajes gratuitos para ayudar a toda esta gente desesperada. Además, vamos a ir a ayudar a las miles de familias atrapadas en lo atascos".

En muchas casas particulares y en las recepciones de hoteles colmados de pasajeros, había carteles ofreciendo refugios y comida. Barcelona renacía en cada minuto, en silencio, como en sus mejores tiempos. Gente que jamás se había visto en su vida compartían lo que disponían con otras víctimas muchas de las cuales hablaban idiomas extraños. Las muertes y los heridos afectan a seres humanos de 34 nacionalidades incluida la argentina con dos heridos.

De los actos de solidaridad participaron muchos musulmanes a quien nadie agravió con reproches injustos. También hay islámicos entre las víctimas.

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