Policías porteños atacaron bestialmente a dos jóvenes

Tras salir de un boliche el fin de semana pasado, tres jóvenes se pusieron a discutir asuntos políticos en la vereda de la avenida Rivadavia, en Flores. Un vecino se quejó ante un policía. Dos de ellos terminaron golpeados, en el hospital y detenidos.

 Tras salir de un boliche el sábado pasado, dos jóvenes fueron brutalmente atacados por policías de la Ciudad de Buenos Aires por hablar de política, en el barrio porteño de Flores. Ambos chicos permanecieron detenidos hasta el domingo, aunque en ningún momento les explicaron cuál había sido su infracción. Alan Juárez, una de las víctimas que quedó inconsciente por las patadas en la cabeza que recibió de los agentes policiales, contó a Página 12 que recién cuando se presentaron a declarar ante el juez, les informaron que el delito era "resistencia a la autoridad"; y luego de declarar los liberaron rápidamente por falta de mérito. Ayer los abogados Carlos Platkowski y Myriam Bregman presentaron una denuncia contra los policías en la Procuraduría de Violencia Institucional (Procuvin).

El hecho se desencadenó pasadas las 7 de la mañana del sábado, cuando Juárez salió con su amigo Nicolás Romero del Teatro de Flores, ubicado en avenida Rivadavia 7802. Caminaron una cuadra por la avenida, hasta que otro muchacho les preguntó si tenían fuego. "Nos pusimos a hablar con él de las elecciones, en la calle, al lado de la entrada de un edificio. Del edificio salió un pibe; nos dijo que estábamos haciendo mucho escándalo. Cruzó la calle y fue hasta un patrullero que estaba en frente", relató Juárez. Los efectivos dieron la vuelta con el patrullero y se acercaron, mientras que los jóvenes se corrieron de la puerta del edificio y fueron a la parada del colectivo que estaba a unos 15 metros. Pero los dos policías insistieron: "?¿Qué parte no entendieron de lo que les dije?', nos presionaron. "No llegamos a decir nada: uno me agarró del cuello, me ahorcaba, le dije como pude que me estaba asfixiando. Llegué a ver que a Nicolás lo habían reducido. Me tiraron al piso, me arrastraron hasta la zanja. Ahí sentí una lluvia de patadas en la cara y en la cabeza, pisotones en todo el cuerpo. Después no me acuerdo más nada; perdí la conciencia".

Cuando volvió a abrir los ojos estaba en una ambulancia del Same, acostado en una camilla, y con el policía que lo había golpeado a su lado. "No sabía nada de Nicolás. Me llevaron hasta el Hospital Piñero. Le pedí al médico que hiciera tiempo para llamar a mi familia; no me habían sacado el celular. Llamé a mi compañera, ?estoy detenido en el Piñero, todo golpeado', le llegué a decir, pero un policía me sacó el teléfono", siguió Juárez. A los minutos, la esposa llegó al hospital de avenida Varela 1301; pudo verlo y le sacó fotos. Anteriormente se había comunicado con los abogados del Centro de Profesionales por los Derechos Humanos (CeProDH) y a miembros del PTS (Partido de los Trabajadores Socialistas), agrupación en la que milita Juárez.

"De ahí me llevaron a la Comisaría 40ª, pero no me bajaron del patrullero. Después hasta el lugar en donde nos habían detenido. Ahí estaba Nicolás, también esposado, pero con la Gendarmería. Él también estaba golpeado y me dijo que le tiraron gas pimienta cuando ya tenía puestas las esposas. A él lo subieron a una camioneta de Gendarmería; se me vino a la cabeza Santiago Maldonado", admitió Juárez. Ambos fueron trasladados al edificio Centinela de Gendarmería, en Retiro, en donde pasaron el resto del día detenidos. "Por suerte nos acompañaron nuestros compañeros del PTS hasta el edificio, se quedaron esperando y pidieron un habeas corpus", remarcó, y mencionó a Alejandrina Barry, a los abogados Carlos Platkowski, Lilen Reyes y a Myriam Bregman. "Recién a las 18 dejaron pasar a un abogado. Después, gracias a la insistencia de los compañeros, consiguieron que nos hicieran una tomografía a las 20. Todavía no sabíamos la razón por la cual nos habían detenido", mantuvo.

Tras finalizar los estudios médicos, los trasladaron a la Penitenciaría de Tribunales. "Ahí Los policías nos verdugueaban. ?¿Por qué estás acá?', nos preguntaron. ?No sé, nunca nos dijeron', contesté. ?Eso pasaba sólo en la dictadura', fue su respuesta, y se reía", concluyó Juárez, quien pasó la noche allí, junto a su compañero, hasta que fueron liberados el domingo a las 9 después de declarar ante el juez. 

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