El tiempo libre "paga" más que las horas extras

Lo afirman expertos en recursos humanos. Ya hay empresas que plantean el trabajo por objetivos y no por cargas horarias. La tendencia es bajar la cantidad de días laborales por semana.

 Facundo Pedemonte llevó su notebook, una botella de agua y unas galletitas de arroz a la mesa que ocupa en un espacio de trabajo compartido en San Telmo. La empresa para la que trabaja le paga 65 pesos por hora al local de co-working para que él improvise allí el escritorio que necesita: es ingeniero biomédico y desarrolla prótesis de músculo esquelético que se imprimirán en 3D para tratamientos médicos. En la mochila que trajo desde su casa tiene muestras de titanio. "Trabajo por objetivos y no por horario. Hace ocho años estoy en la misma firma: al principio pasaba nueve horas en una oficina, jornada completa, pero fuimos cambiando la cultura porque no tenía sentido estar hasta última hora en un lugar sólo para cumplir, sino lograr resultados; si me organizo, a veces puedo lograr un día libre durante la semana y lograr tener tiempo libre es una de mis prioridades", cuenta.

Un estudio que llevó a cabo en Estados Unidos la Society for Human Resource Management mostró que el 43 por ciento de las empresas ya están ofreciendo a algunos de sus empleados trabajar cuatro días a la semana con mayor carga horaria, y un 10 por ciento ya abre esa posibilidad a todo su plantel. La búsqueda de nuevas combinaciones entre el tiempo de trabajo y el tiempo libre se da en muchos países del mundo: en un contexto en el que muchas empresas ya no pagan horas extra, la hora libre se vuelve un mejor negocio para muchos. Argentina no es la excepción: en los últimos años, varios legisladores de diferentes partidos y provincias presentaron proyectos para convertir en ley una reducción de la jornada laboral.

"Antes hablábamos de la vida laboral y la extra-laboral, en cambio ahora el trabajo es parte de la vida, pero no es una única prioridad. Estamos en medio de un cambio de paradigma, que tiene que ver con que las generaciones más grandes aspiraban a estar en una misma empresa toda la vida, y para eso se sacrificaban dejando muchas horas allí, y ahora los jóvenes trabajan en empresas que no saben si existirán en cinco años, por lo que ya no se piensa en esa forma de vincularse con el lugar de trabajo, de estar todo el día allí, porque aparecen otras prioridades", explica Alejandro Melamed, consultor en Recursos Humanos y conferencista internacional. Los millennials, describe, prefieren tener tiempo para actividades físicas y de ocio, y para viajar.

El año pasado, la revista de Society for Personality and Social Psychology de Estados Unidos publicó una investigación que aseguraba que, entre más de 4.600 encuestados, más de la mitad prefería contar con tiempo libre por sobre el dinero. Unos años antes, en una encuesta que la consultora PwC realizó entre millennials, se determinó por primera vez que los más jóvenes priorizaban horarios de trabajo flexibles por sobre los bonos anuales que pudieran ofrecer las empresas. Esto se da, claro, en los casos en los que las necesidades materiales más primarias están satisfechas, es decir, cuando el sueldo alcanza. "La posibilidad de no exponerse a un sacrificio laboral que no deje lugar a la familia, a los amigos y al tiempo libre se da sobre todo en quienes acceden a una educación superior, que se plantean otras prioridades", matiza Melamed.

El biólogo y divulgador científico Diego Golombek afirma: "Si sos en extremo matutino o en extremo vespertino, es deseable que puedas elegir los horarios de tus actividades, tanto físicas como intelectuales. Una flexibilización de los horarios laborales podría tener como ventaja que la gente eligiera los horarios en los que rinde mejor; podrían ser más eficientes y a la vez sentirse mejor". Consultado sobre si la posibilidad de no tener que cumplir con un horario formal puede llevar a no desconectarse del trabajo, responde: "Es clave establecer objetivos realistas que puedan cumplirse en horarios realistas. Si te planteás objetivos por fuera de lo que podés cumplir en esa cantidad de horas, vas a estar más estresado".

"El cambio que hubo en la empresa respecto de cumplir horarios fue muy positivo para mi vida personal porque tengo tiempo para hacer trámites personales, para estar con mi familia durante el día. Y, al ser un trabajo creativo, liberar horarios me permite concentrarme mejor en los mejores momentos. Pero a la vez la cabeza no deja de funcionar porque no hay un horario formal en el que corte, por eso hago meditación para poner la cabeza un poco en blanco", cuenta Facundo, delante de la computadora en la que desfilan tomografías de pacientes a los que les diseñará prótesis de caderas, tibias y maxilares. "La empresa para la que trabajo decidió personalizar los horarios porque se iba mucha gente que quería hacer posgrados y masters y no lograba que eso coincidiera con el horario de oficina", describe. Allí, como en muchas empresas, son cada vez menos los trabajadores dispuestos a quedarse más tiempo del necesario en detrimento de su desarrollo personal.

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