El increíble caso del sicario estrella de la mafia china

Nicolás Faeda está acusado de operar para Pi Xiu, la tríada oriental más poderosa y violenta del país: podía cobrar hasta 20 mil pesos por un golpe. La Policía Federal lo detuvo en Caseros

 Rolando Nicolás Faeda fue arrestado por la división Defraudaciones y Estafas de la Policía Federal. Cayó en Caseros, no muy lejos de Fuerte Apache, de donde es oriundo, por orden de la jueza de instrucción María Gabriela Lanz.

Faeda, de 23 años, tuvo un empleo en blanco hasta fines del año pasado de acuerdo a registros comerciales: tenía un puesto en una empresa de limpieza de edificios.

Sin embargo, su carrera criminal fue por lo menos caliente de cara a su corta edad: fuentes policiales que lo investigaron aseguran que le imputaron 54 hechos en la Justicia tanto porteña como provincial, la gran mayoría de alta violencia bajo carátulas como lesiones graves, asociación ilícita y disparo de arma de fuego.

También cayó por robo junto a un cómplice peruano, un expediente que fue elevado al Tribunal Oral porteño N°30 con un pedido de juicio abreviado.

Faeda fue esposado en shorts negros y camiseta de River por la imputación más pesada de su vida: ser el sicario estrella de Pi Xiu, la mafia china más violenta y poderosa del país.

La cúpula de Pi Xiu -llamada así por el mítico animal asiático con cabeza de dragón que la identifica- cayó con estruendo en junio de 2016 tras una investigación también hecha por la jueza Lanz y la división Defraudaciones y Estafas que contó con la colaboración de policías de la embajada china en el país.

Su máximo líder, Yong Ye, alias A Di o "el grosso", de 34 años, papada y ojos saltones, fue encontrado en un aguantadero de lujo en la calle Ramón Falcón junto a su mujer argentina con siete celulares, una camioneta Mercedes-Benz Sprinter y 130 mil pesos en efectivo. Ai Ru, su número dos, también quedó detenido.

La PFA allanó cuarenta puntos en total, incluido un popular restaurant chino sobre la calle Corrientes que la banda controlaba, y un karaoke del Bajo Flores donde se encontraron a tres prostitutas y varias pistolas y escopetas escondidas en una camioneta Renault Kangoo estacionada en la vereda; un efectivo del grupo GEOF se llevó un tiro mafioso en el casco al intentar ingresar a un supermercado en San Martín, uno de los principales bunkers de la banda.

El mecanismo de Pi Xiu para recaudar en su propia comunidad era el típico de cualquier mafia china que opera en la Argentina: apretar primero y matar después.

Podía exigirle hasta 50 mil pesos a cualquier supermercadista, con una simple nota en una hoja A4 llena de ideogramas. Si el supermercadista no pagaba, llegaban luego las amenazas por teléfono, luego un balazo a la pierna de un cajero o repositor, luego un balazo a la cabeza.

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