Buscando OVNIs en Morón

El estremecedor relato de dos periodistas que se internaron una noche entera en la Base Aérea de Morón en busca de vida extraterrestre. Entes, espectros, luces, voces y fenómenos OVNIS serán sus acompañantes en esta extraña y paranormal travesía que está a punto de comenzar.

Por Leandro Fernández Vivas / Ivan Rodriguez Alauzet

El dato nos llamó la atención –“un grupo de gente se junta en la base de Morón para buscar OVNIS”- contó una amiga. Varios llamados después, el primer contacto estaba hecho: “Esto es ufología experimental a campo traviesa. Vénganse este viernes que seguro hay avistamientos y comunicaciones con seres de otros planetas”. Así, Asdrúbal Acosta nos abrió las puertas del posible más allá. No lo pensamos dos veces. Binoculares, cámara en mano y todo el equipo a cuestas; si es que existe la aventura del tercer tipo, ese debería ser el lugar…

 

 

Viernes 19 de diciembre de 2008
Ex Séptima Brigada Aérea
Morón, Provincia de Buenos Aires
-34º 40’07.22”S  -58º38’35.14”O

 

-21:00 HS (GMT 23:00)- La noche nos venía pisando los talones. Las últimas luces del día alumbraban los abandonados hangares de la ex línea aérea CATA, claros restos de una Argentina diferente, olvidada quizá. El personal de seguridad, únicos dos empleados “guardianes” nocturnos de la base, fueron quienes nos escoltaron hasta el encuentro con el grupo UFO Investigaciones, dirigido por nuestro contacto, Asdrúbal. El escenario perfecto se imprimía como una postal clásica OVNI, era en la inutilizada Pista 07 del complejo, un playón de concreto que alguna vez fue usado como estacionamiento de naves y pista auxiliar del aeródromo. Los pastos secos y cardos altos no amenizaron nuestra visita porque su ondulante movimiento parecía extraído de aquel film donde los seres se escondían en los maizales. Tenebroso.

Base Aérea de Morón: Plano del recorrido que hicieron los periodistas en busca de fenómenos OVNI.


-21:49.- A pocos metros del camino, divisamos lo que fue el polvorín y el polígono de tiro donde hasta la década del ‘80 los colimbas hacían sus practicas. Más lejos, la pista principal, los hangares y la torre de control. De vuelta en la 07, el grupo de investigadores desplegaba sus equipos: caseros detectores de radar y señales de microondas de alta frecuencia, cámaras de visión nocturna hogareñas, sistemas lumínicos y distintos telescopios conectados a la batería del Fiat 147, serían las herramientas para la búsqueda de los objetos que se presenten en el cielo de esa noche. La cuenta regresiva estaba en marcha. Hacerse a un lado habría significado tirar por la borda un valioso tiempo de preparación.

-22:34.-El techo de nubes a gran altura no era el recomendado para los avistamientos, pero según lo especialistas, “si ellos quieren ser vistos pueden aparecer en cualquier condición climática”. Nos esperaba una larga noche escudriñando el cielo. Nuestra mejor arma, la curiosidad.

Una de las principales pistas de la base.
-23:50.- Los testimonios no se hicieron rogar, cada uno de los miembros de UFO
Investigaciones, durante la “pesca” contaron sus experiencias y encuentros del primer y segundo tipo. Sugestionados o no, las apariciones de entes flotantes y voces espectrales logró dejarnos la piel de pollo. Todos ellos habían visto y filmado distintas naves surcando el cielo, que al constatar que no eran aviones ni satélites, los clasificaron como fenómenos OVNI. Nosotros, hasta ese momento, no.

-00:21.- La noche cernía sus amenazadoras uñas sobre nuestra desesperada calma. Los susurros del viento generaban voces de todo tipo, fue entonces que la misma brisa nos marcó un camino. El frondoso bosque nos esperaba para vivir una experiencia paranormal, pero aún teníamos que atravesar la maleza. Entonces emprendimos una caminata al corazón de la Base. El pasado se convirtió en incierto y el futuro se veía, desde nuestra perspectiva, negro.

-00:46.- Ramas, muchas ramas. El paisaje no se hacía notar por sí solo, era necesario que nuestras fuerzas abrieran el camino, que lo viviéramos. Pero nada hubiese sido posible sin la ayuda del “Nightshot”, la cámara que nos ayudó a registrar ese escalofriante momento. Nuestros pies se estremecían como nunca, y espalda con espalda, tratamos de resguardarnos de una posible aparición. Vigilábamos.

Escudriñando el cielo. Sin resultados hasta el momento.
-01:03.-
  En eso, cuando la noche parece entrar en coma; cuando el silencio, la quietud y la oscuridad se tragan todo a su paso y las pupilas, en su máxima dilatación, no son suficientes para ver, ese momento de vulnerabilidad fue el elegido por “aquello” para hacerse presente.

-01:04.- El primer indicio fue un sonido, varios en realidad, una repetición casi constante de la palabra “no” en la voz de un chico. Nos acercamos al oscuro camino, lugar de donde provenían, pero no vimos nada. Los sonidos se calmaron, quizás haya sido un pájaro que alertado por nuestra presencia prefirió callar. Seguimos entonces caminando por el sendero.

-01:06.- Todo lo que hasta hacía cinco minutos siquiera había dado señal de que existiese, comenzó a suceder en seguidilla. Nuestra visión, sesgada por demás, apuntó repentinamente hacia donde la huella de lo que alguna vez fue el camino se unía con los polvorines y las demás instalaciones militares (hoy abandonadas). En ese sendero, pese a estar casi cerrado por cardos y plantas, se veía a unos largos 500 metros el claro más allá del bosque. Esta diferencia de tonos y claridades nos permitió ver el cruce delante de nosotros de una sombra, como si nos estuviese mirando mientras, caminando de costado, atravesaba perpendicularmente el camino.

Uno de los aparatos que emiten luces para comunicarse con ET's.
-01:08.-
Más extasiados por el molesto sudor que caía como saltos sobre nuestras forzadas narices que por la visión difusa de aquel “ente”, cada uno de nosotros pensó en la posibilidad de una fuerte sugestión, aunque en raras oportunidades fue compartida.
El claroscuro provocado por el bosque a la vera del camino nos permitió ver sólo una silueta. Y preferimos llamar a la reflexión: “Convengamos que en la base se pueden encontrar animales como patos, perros o iguanas. Y aunque nada de eso provocaría una silueta antropomorfa, también podría ser producto de nuestras ganas de encontrar algo”.

-01:11.- Intentamos superar el miedo que nos pedía a gritos que nos fuéramos, corrimos hacia el lugar donde “aquello” había caminado previo a sumergirse en la pálida vegetación. Surcamos los cardos, teníamos que encontrarlo. Empujamos plantas y ramas, nuestros ojos se convirtieron en herramientas inútiles. Las cámaras harían el resto del trabajo. Sin embargo, al cotejar lo filmado, tampoco encontramos registro alguno de una posible aparición. Grande fue la sorpresa cuando al buscar en el camino no había huellas, salvo nuestras propias pisadas.

-01:14.- Iluminamos el sector tanto como pudimos, pero era poco. El detector portátil que nos había prestado Asdrúbal no nos había alertado de alguna presencia, a pesar de que de un momento a otro comenzó a sonar, un par de pitidos y se apagó. Ya era demasiado. Según nos habían advertido, <ellos eligen cuando ser vistos, si el encuentro es forzoso se puede tornar peligroso>. Reflexionamos unos minutos sobre la “aparición” y bien decidimos en volver con el grupo de investigadores.

-01:32.- Preferimos no comentar nuestra experiencia para no alterar o condicionar sus propios testimonios, pero ante nuestras consultas, las historias no se hicieron esperar.

Tenebroso: Así se ve en la maleza de la base. La vista no va más allá del 1,30 metros.
-01:49.-
En el camping, uno de los investigadores, quien prefirió reservar su identidad, sin saberlo relató una situación similar a la que acabábamos de vivir, aunque en su experiencia, el ser les gritó antes de desaparecer. Nos miramos…
Un empleado de seguridad aseguró también haberlo visto en otro camino mientras recorría el predio a bordo del vehiculo de vigilancia. En sus palabras: “frente al auto, sobre la huella del camino, un animal que parecía un perro demasiado grande se levanto sobre sus patas traseras y caminando despacio se escondió en el bosque”.

-02:02.- La charla fue interrumpida por el agudo pitido de los detectores de señales de radar óptico de Adrúbal, quién casi por instinto comenzó a escudriñar el cielo con el detector de mano. Sus compañeros encendieron las cámaras pero no lo demasiado rápido para capturar lo que vio uno de nosotros.

“De entre las nubes nació una luz, pequeña pero extremadamente rápida que realizó tres destellos mientras atravesaba el cielo de Este a Oeste por debajo del techo nuboso, poco probable que haya sido una estrella fugaz. Parecía una luciérnaga a alta velocidad y alta cota”, fue la descripción momentánea del periodista, cargada de adrenalina y euforia.

Preparados con cámaras, el equipo espera la llegada de algo.
-02:04.-
  El fenómeno fue efímero. En décimas de segundos había desaparecido como así también las alertas de los detectores de radar. Nos miramos nuevamente…

-02:07.- Asdrúbal lanzó varias series de luces codificadas hacia el firmamento, en búsqueda de alguna respuesta, pero fue inútil, no hubo comunicación. Ese sería el final de la pesca para nosotros, los investigadores continuarían hasta el amanecer.

-03:12.- Luego de las cordiales despedidas y la promesa de volver alguna vez, nos despedimos de la gente de Ufo Investigaciones. El recuerdo de la imagen “espectral”, era el tema obligado de conversación que de momento se convirtió en una especie de tabu entre nosotros. Cada uno había sentido algo parecido pero guardamos un pacto de silencio.

En la redacción.
Martes 20 de enero de 2009
Redacción 24CON
San Martín, Buenos Aires
-34º57’72.38”S  -58º53’90.13”O


-16:33.- A treinta días de aquel episodio que marcó nuestras retinas, decidimos dar a conocer el fenómeno que vivimos entre los pastizales de la Base aérea de Morón, un lugar que quedará para siempre entre nuestros más extraños y paranormales recuerdos.

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