Los detalles que no se supieron del encuentro

 Consideró “desafortunadas” las frases de Durán Barba. El incómodo silencio del presidente.

 El Papa Francisco le impidió a Mauricio Macri ingresar con su hija Antonia a la audiencia de esta mañana, en la que le pidió sin éxito explicaciones por la detención de Milagro Sala, verbalizando así su molestia con esa situación, que ya había insinuado al enviarle un rosario a la líder de la Tupac Amarú. 

Fue un momento incómodo y el presidente prefirió permanecer en silencio ante la pregunta sobre el encarcelamiento de la dirigente jujeña.

Lo llamativo es que no podía sorprenderse de esa inquietud, dado que la polémica con el Papa por la detención de Sala llegó al extremo cuando Lilita Carrió -socia fundacional de Cambiemos- cuestionó a Francisco por su apoyo a la líder de la Tupac Amarú y anunció que no viajaría al Vaticano. Además, ayer un grupo de argentinos protestaron en la puerta del lujoso Hotel de Russie donde se aloja Macri.

No fue el único punto de discordia: sin vueltas, como en sus épocas de arzobispo porteño, Bergoglio le recriminó a Macri las declaraciones de su estratega Jaime Durán Barba, días antes del ballotage.

“El Papa no tiene votos”, dijo en esos días el consultor estrella de Macri esos días, minimizando así el presunto apoyo de Bergoglio a Daniel Scioli. “Fueron frases desafortunadas”, le reprochó hoy el Papa. Otra vez, el presidente se quedó callado.

El líder de la iglesia católica diseñó un protocolo para mostrar una reunión fría , protocolar, similar a cualquiera entre “dos jefes de Estado”, como el propio Macri definió que sería la relación con el líder de la Iglesia Católica, ni bien ingresó a la Casa Rosada.

Fue en la sede de la enorme biblioteca del Vaticano y no en su más cercana residencia de Santa Marta, donde acuden la mayoría de los presidentes y los recibe en un ambiente casi doméstico.

Bergoglio exigió además a Macri que no fuera a la reunión junto a su hija Antonia, como había hecho la única vez que lo había recibido, cuando todavía era el jefe de Gobierno porteño. La simpática niña es un recurso muy apelado por el entorno de Macri para ablandar su imagen y generar la natural empatía que producen los niños. Bergoglio sólo con ese pedido, marcó el tono glacial que tendría la reunión.

 En la charla, Macri le pidió grabar un mensaje juntos, pero el Papa se negó y lo obligó a brindar una conferencia de prensa en soledad. Sólo le regaló unas fotos en la que nunca abandonó su seriedad y le ofreció un espacio para dar explicaciones a la prensa. 

Cuando el presidente se volvió a Roma, a través de un comunicado, el Vaticano ratificó que se había hablado de narcotráfico, pobreza y la unidad del país, pero que también sobre “los derechos humanos” y la “justicia”, temas que Macri prefirió no mencionar.

La siguiente actividad del Papa fue una reunión ante 7000 industriales. “La libertad económica no debe prevalecer sobre los derechos del hombre”, declaró al salir. No pocos creyeron que también hablaba de la reunión con Macri. Con quien no logra reencauzar su relación.

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